Bolaño Póstumo
En el marco de mi temporada de culpabilidad, me siento culpable por no haber leído antes nada de Roberto Bolaño. Al menos nada en profundidad, porque aunque leí algún que otro poema de Los perros románticos , por el período de mi vida en el que me cogió, no le hice demasiado caso. Desde hace una semana, sin embargo, no puedo parar de leerlo. He empezado por el final, sus dos últimos libros póstumos, El secreto del mal y La universidad desconocida . El primero cayó en un tarde. Y, aunque algunos son cuentos no pulidos del todo, me dio la impresión de que Bolaño podía hacer con la realidad y la ficción lo que le viniese en gana. El control y dominio de las situaciones narrativas me pareció fascinante. La ruptura de fronteras entre géneros y entre realidad y ficción me recuerda al mejor Vila-Matas. Pero lo que más me ha impresionado del libro es la magia del non finito, esa idea de que todavía falta un pequeño repaso, un último toque. Confieso que las obras no acabadas me atraen mucho má...