Estas semanas apenas he tenido tiempo de terminar un libro. Me he sumergido en la lectura de Anatomía de la memoria , de Eduardo Ruiz Sosa , una novela espléndida –de la que escribiré con detenimiento más adelante– que voy degustando poco a poco y que estoy alternando con otras lecturas para no perder comba. Mi mesita de noche está abarrotada de libros por leer. Parece ya una especie de torre de Babel en equilibrio inestable. A veces la miro y temo que algunos libros caigan sobre mí mientras duermo y me golpeen la cabeza. Así que muchas veces suelo combinar lecturas e ir avanzando en varios textos a la vez. Esto, por supuesto, tiene ventajas e inconvenientes. La ventaja principal es que parece que ninguno está esperando eternamente y tienes la sensación de no estar perdiéndote nada. El peligro es que a veces acabas mezclando historias y personajes y necesitas un tiempo de adecuación cada vez que recomienzas la lectura. Otro peligro de este leer múltiple es que como un libro no t
Cuaderno de bitácora de Miguel Ángel Hernández. Reflexiones apresuradas sobre arte, literatura y cultura visual.