Para acabar el año
Acaba el 2006 y no puedo sino pensar en un aforismo de Cioran: "sólo nos importa lo que no hemos realizado, lo que no podíamos realizar, de manera que de una vida no retenemos más que lo que ella no ha sido". Es cierto que en este año mucho es lo que no ha sido, más de lo que puedo llegar a imaginarme. Pero no es menos cierto que, aunque le pese a mi derrotismo melancólico, del año que se va extraigo quizá la lección más preciada: saber morir. O lo que es lo mismo, entender la vida en la justa distancia, saborear la plenitud de los instantes robados al devenir, conscientes de que son sólo eso, brechas en algo que se acaba a cada momento. Si algo le pido al 2007 es que nos permita vivir en la herida del tiempo.