Después de una semana tranquila, mañana por la mañana salgo hacia Burgos para hacer un curso de inmersión lingüística. Es una semana de reclusión hablando inglés a todas horas. Una terapia de choque para zotes como yo. Espero que sirva de algo, al menos de algo más que el auto inglés on the road. De todos modos, lo que no sé es si tendré tiempo de escribir algún post desde allí. Por si acaso, me despido hasta el próximo sábado. Supongo que a la vuelta habrá experiencias interesantes que contar. Y si no, pues haré lo de siempre, me las inventaré. Diré que me torturaban y sodomizaban día y noche hasta hacerme aprender de memoria todos los phrasal verbs, sin excepción.
Cuaderno de bitácora de Miguel Ángel Hernández. Reflexiones apresuradas sobre arte, literatura y cultura visual.