Estoy saturado. Apenas tengo tiempo para pestañear. Entre hoy y mañana he de finalizar textos para siglos. No debería ni siquiera entrar en internet. Sin embargo, es en estos momentos cuando no puedo dejar de escribir aquí, ver la tele, leer otras cosas, ordenar la habitación, cambiar los libros de sitio, salir de compras... es decir, todo aquello que me aparta de mis obligaciones. Son demasiadas cosas. Y no puedo con todas. Además, tal y como está la unión ciclista internacional, he descartado el doping, al menos el ilegal (café que no falte). No escarmiento. Siempre me ocurre lo mismo: hasta el último momento. Algún día me cogerá el toro. Espero que no sea esta vez. Y si lo es, me confiaré al espíritu de Luis Francisco Esplá. Otro que no parece escarmentar. ---
Cuaderno de bitácora de Miguel Ángel Hernández. Reflexiones apresuradas sobre arte, literatura y cultura visual.