Un año sin hablarnos
–Oye, tú ¿qué?, que ni me escribes ni me dices nada. Me tienes abandonado. –Ay, perdona, es que llevo unos meses... –Dirás "un año". –Eso, un año. –Pero bien, ¿no? –No te diré que no. No creo que me pueda quejar. –Ni se te ocurra. –Hombre, todo siempre puede ir mejor. Pero la verdad es que todo se parece mucho a un sueño. –¿Lo dices por el Herralde? –Lo digo por todo. –Lo de Cornell y eso, ¿no? –Sí, claro. Y todo lo demás. –Lo demás ¿qué? –Todo, ya sabes, las cosas. La vida. Todo. –Pero el caso es que yo te veo más gordo. –Ya, y más calvo, y me noto como cansado. Pero pienso que será la edad. –Entonces todo todo quizá no vaya tan bien. –Que sí, que va bien, que lo de la edad es inevitable. –Pero ¿no te notas... como más viejo? ¿No sientes que ya todo es cuesta abajo? ¿No piensas que ya has dado todo lo que puedes dar y que el resto no es más que comenzar a descender la montaña? –Si pensara eso, me dejaba morir ahora. –Ya.....