Decía en un post anterior que quería aprender a decir que no, pero creo que la cosa va en los genes. Esta tarde, después de trabajar por la mañana revisando y poniendo las imágenes en el libro sobre Morris y preparando la conferencia de mañana sobre arte y género, quería ir yo tranquilo a la inauguración del festival Cine y Patrimonio y al concierto de la Sinfónica de Murcia dirigida por Roque Baños. Pero no, cosas del destino, a la pianista que iba a tocar entre el fin de la gala y el comienzo del concierto le ha entrado una gastrointeritis y no puede actuar. ¿Opciones a cuatro horas de la gala? Pues la que os podéis imaginar. Que si puedo tocar unos minutos, nada, poca cosa. ¿Poca cosa? Se me han puesto de corbata. Reconozco que esta vez en primera instancia he dicho que no. Pero como parece que no había otra opción un domingo a estas horas, y se trataba de un favor a un amigo, no he tenido otro remedio que acceder. Así que en unas horas, en el auditorio, expondré mis carencias mus
Cuaderno de bitácora de Miguel Ángel Hernández. Reflexiones apresuradas sobre arte, literatura y cultura visual.