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Mostrando entradas de diciembre, 2014

Cosas de 2014

Se acaba el año y no sabes si quieres que termine. Cinco minutitos más, cinco minutitos, dices. Durante el año no han dejado de suceder cosas. La mayoría han sido buenas. Ahora, de hecho, sólo te acuerdas de esas. Las malas ya las sufriste; los peores momentos han pasado. Miras hacia atrás y te preguntas: ¿y qué he hecho yo en 2014? Algunas cosas. Las piensas durante un momento y decides escribirlas conforme te vienen a la cabeza. No todas, claro. Pero sí algunas. Has escrito una novela. Lees los posts del Presente continuo de fin de año y ves que la noche del 31 de diciembre de 2013 por fin habías encontrado el tono y la estructura de la novela. Aunque ya estuviera allí desde bastantes meses antes, has tardado un año en escribirla y darle la forma definitiva. Así que, en cierto modo, 2014 lo recordarás por ser el año en que escribiste tu segunda novela. Además de eso, en 2014... -Te has apuntado al gimnasio y has vuelto a pasar semanas sin ir. Estas cosas nunca cambian. -Has c

El virus de la escritura

Terminas. Dices fin. Una vez más: fin ahora. Fin de nuevo. Corriges, quitas erratas, eliminas reiteraciones, insertas palabras, música, ritmo, miras desde lejos, desde cerca, haces todas esas cosas, sí. Pero ya has terminado. Lo sabes, lo intuyes, lo tienes claro. Y lo sabes porque la novela ya no está ahí. Ya no está dentro. Ha salido. No te obsesiona. Se ha ido. Ha ido saliendo poco a poco. Te importa como forma, como objeto, como mero dispositivo artesanal: quién la publicará, cómo, cuándo, cómo hacer para que se lea mejor, para mantener la tensión, para que se entienda esta frase, esta idea, este párrafo... Pero ya no te obsesiona. Se ha ido. No está. Te das cuenta por la noche, antes de dormir. Ya no piensas en ella. No piensas en Martín, en Anna, en Sophie, en Lara, en Dominique, en Rick. No piensas más en ellos. La historia te ha abandonado. Sólo quedan flecos, síntomas de que hubo un tiempo en que te poseyó por completo. Moratones, arañazos, pequeñas heridas que aún debes cur

Yo también hago listas, aunque sean cortas: mis tres mejores libros de 2014

Por supuesto, faltaría más, aquí también habrá que hacer listas. Lo mejor de 2014. Tendría que decir: mucho. Porque en 2014 me he dejado las retinas a base de bien. He leído todo lo que ha caído en mi mano. Y puedo decir, así, a bote pronto, que ha sido maravilloso. Es cierto que a mí me gusta casi todo, que aprecio que alguien se ponga a escribir un libro en lugar de hacer cualquier otra cosa y que quizá por eso suelo ser bastante generoso con mis comentarios. Pero es que el hecho de que un tipo se siente a escribir una novela, por ejemplo, que se deje la piel y emplee meses y años de vida en crear algo que la inmensa mayoría de la sociedad considera una puta mierda, me parece absolutamente encomiable. Y que encima lo haga relativamente bien creo que es para poner un pedestal. Suelto todo este rollo para decir que en 2014 se han publicado muchas cosas buenas. Y que me costaría trabajo quedarme sólo con algunas. Pero si alguien me dijera que me decidiera por tres libros que me han pa

Esta noche he soñado que moría

Esta noche he soñado que moría. Es la segunda vez que me ocurre, soñar que muero, digo, no morir. En mi anterior sueño percibía la muerte como un apagamiento; notaba cómo me iba apagando poco a poco, y cuando la muerte llegaba sentía una pena inmensa por mí; me lloraba a mí mismo como si fuera otro, con una tristeza exterior que nunca había experimentado. Esta noche, sin embargo, la muerte ha llegado de modo exclusivamente físico. He sentido una presión en el pecho, algo parecido a un infarto, y un tremendo dolor que me quemaba por dentro. No había allí pena o tristeza, sólo un cuerpo que quería vivir y que notaba cómo todo se venía abajo en unos segundos. Ha sido pura biología; perder la respiración, sentir el corazón explotar. Y luego, el fundido en negro. Del otro sueño me desperté con lágrimas en los ojos –me había llorado a mí mismo–. De este me he despertado con mal cuerpo, como si realmente algo se hubiera muerto por dentro. En mi pecho todavía sigue algo del dolor sentido, co

Entrevista en la revista "Pliego Suelto"

"El arte es un modo de pensar el mundo, una plataforma para mirar y actuar sobre las cosas" Entrevista realizada por Raquel Moraleja y publicada Pliego Suelto --- Más allá de la escritura académica, ¿cómo has afrontado la escritura y publicación de tu primera novela? Ha sido todo un reto. No es fácil escapar de un modo de escritura encorsetado y lleno de fórmulas hechas e inamovibles, como el de la crítica y la historia del arte, y adentrarse en un espacio de absoluta libertad como el de la novela. Creo que, en el fondo, ha sido una liberación. Algo que necesitaba. La literatura era desde bien temprano mi pasión oculta, y con la escritura de esta novela la he dejado salir a la superficie. ¿Qué hay de autobiográfico y de  alter egos  en los personajes de la novela: Marcos, Helena y en el propio Jacobo Montes?  En toda escritura hay siempre algo de autobiográfico, por mucho que uno se esfuerce en ocultarlo. A mí es algo que me interesa poner en juego. En todos los