Voy utilizando este blog últimamente como lo comencé a hacer en su origen, como una especie de cuaderno de cosas, un no(ha)lugar que recoge todo aquello que no cabe en otro lado. Cuento cosas, pero no todas, no con la obligación de un diario, al menos de los diarios públicos que he escrito y que se publicaban semanalmente. Por ejemplo, no he escrito aquí que he logrado poner fin a un borrador de la nueva novela. Subí la foto a Instagram, las poco más de 60.000 palabras, pero aquí no escribí nada. Aunque mientras escribes una novela tienes momentos de todo (una montaña rusa de emociones), lo cierto es que estoy contento. Si no con el resultado (eso aún no tengo la distancia para juzgarlo), sí al menos con el hecho de haber conseguido terminarla. No las tenía todas conmigo, la verdad. He dudado mucho y he estado tentado a abandonar en más de una ocasión. Como he dicho ya más de una vez, esta novela me ha resultado especialmente difícil porque tenía que salir de la anterior. Pero tambié
Cuaderno de bitácora de Miguel Ángel Hernández. Reflexiones apresuradas sobre arte, literatura y cultura visual.