Hoy, hace un año, nació No (ha) lugar. Se originó un día en el que no tenía nada que hacer (quizá el único día aburrido del año), y surgió como capricho más de navidad. El culpable principal (he de reconocerlo) fue Ángel y su Está la cosa muy mala , que me apasionó desde el primer momento. Su perspicacia y sentido del humor me siguen cautivando como el primer día. Luego descubrí que otros amigos, como Fernando Castro y Taun , habían iniciado el blog más o menos por la misma época que yo, y me convertí en un fiel seguidor de sus desvaríos. Desde un primer momento, lo único que no tuve claro fue para qué iba a utilizar el blog, una duda que sigue conmigo y que difícilmente dejaré de lado, aunque, después de un año, quizá la respuesta que pueda dar es que un blog es un bloc, un cuaderno de notas, una bitácora de navegación que une dos realidades, la real y la virtual. Pero sobre todo, un blog es una herramienta de comunicación, un lugar para la creación de lo común. Responde, creo yo, a