Los cinco libros de 2007
No me gusta demasiado hacer listas, pero esta semana El faro de las letras, el suplemento literario para el que escribo en Murcia, me ha pedido que establezca un ranking con los cinco mejores libros de 2007. Evidentemente, tal lista no ha podido escapar a mis gustos personales. En estos casos, la razón, por mucho que uno quiera, juega siempre un papel subsidiario. Por tanto, mi lista responde esencialmente a gustos e intereses personales, razonados, es cierto, pero asentados en la subjetividad más absoluta. Aquí la transcribo tal y como fue publicada el pasado viernes 28 de diciembre. Quedan muchas cosas fuera, pero cinco libros son demasiado poco para elegir.
1. Exploradores del abismo, de Enrique Vila-Matas (Anagrama). Aunque no es el mejor libro de Vila-Matas, la calidad de su escritura no admite cuestionamientos de ningún tipo. Ni un momento he dudado en situarlo el primero de la lista. Este libro, que supone el regreso del autor al cuento, uno de los géneros que más ha hecho evolucionar, es un peldaño más en el largo proceso de creación de un universo literario personal, el de un autor como Vila-Matas, quizá el escritor en lengua castellana más interesante y audaz del momento. Este año también ha visto la luz Vila-Matas portátil (Candaya), una antología de textos críticos sobre el escritor que no puede faltar en cualquier biblioteca vilamatiana que se precie.
2. Hilos, de Chantal Maillard (Tusquets). No suelo reseñar poesía; confieso que es algo que se me escapa. Sin embargo, los libros de Chantal Maillard poseen una dimensión que va más allá de los géneros. Son literatura en su máxima expresión. Cada palabra de esta autora es un mundo de significados. ‘Hilos’ da buena cuenta de este lenguaje preciso, expresivo y contundente, al borde del significado, casi en la frontera de lo real. Pocos escritores llegan a punzar con las palabras como lo hace Chantal Maillard, y muy pocos son capaces de transmitir tanto con tan poco.
3. El secreto del Mal, de Roberto Bolaño (Anagrama). Tras 2666, considerada por muchos la culminación de su escritura, Anagrama ha publicado este año otros dos libros póstumos de Bolaño: un compendio de su poesía, La universidad desconocida, y El secreto del mal, una colección de cuentos que muestra a las claras que Roberto Bolaño ha sido el escritor chileno más importante de la última década del siglo XX. Una prosa ágil y veloz, alejada de florituras estériles, que nos sumerge en un mundo de escritores contra todo y contra todos, bohemios, enfermos de literatura, personajes rechazados y, por encima de todo, insatisfechos con el mundo que les ha tocado vivir.
4. La coartada del diablo, de Manuel Moyano (Menoscuarto). Esta obra, con la que Moyano ganó el Premio Tristana de Novela fantástica, supone quizá la culminación del personal estilo de este autor, caracterizado por bordear con una soltura y diligencia extremas lo fantástico. En menos de 140 páginas, Moyano expone y resuelve una situación para la que otros habrían necesitado mucho más y, probablemente, no habrían contado ni la mitad. Aun sin introducir ninguna novedad sustancial en el género, el buen hacer del narrador hace que todo, con aparente sencillez, confluya en la creación de un obra que, sin duda alguna, deberíamos calificar de “redonda”. Un murciano entre los grandes.
5. La ofensa, de Ricardo Menéndez Salmón (Seix Barral). Este autor es una de las jóvenes realidades de la literatura española. En poco tiempo ha sabido promover un estilo propio, caracterizado por una escritura inteligente y culta, una prosa ágil pero meditada, plagada de referencias culturales, en el límite muchas veces del ensayo o la filosofía. ‘La ofensa’, novela sobre los traumas de la excesiva exposición al dolor y la violencia, lo ha consagrado en el panorama literario nacional. Pero también este año se ha publicado Gritar (Lengua de Trapo), una colección de cuentos magníficamente narrados que contribuyen a aumentar la sensación de que Menéndez Salmón ha emprendido una carrera imparable a la conquista de la “alta” literatura.
1. Exploradores del abismo, de Enrique Vila-Matas (Anagrama). Aunque no es el mejor libro de Vila-Matas, la calidad de su escritura no admite cuestionamientos de ningún tipo. Ni un momento he dudado en situarlo el primero de la lista. Este libro, que supone el regreso del autor al cuento, uno de los géneros que más ha hecho evolucionar, es un peldaño más en el largo proceso de creación de un universo literario personal, el de un autor como Vila-Matas, quizá el escritor en lengua castellana más interesante y audaz del momento. Este año también ha visto la luz Vila-Matas portátil (Candaya), una antología de textos críticos sobre el escritor que no puede faltar en cualquier biblioteca vilamatiana que se precie.
2. Hilos, de Chantal Maillard (Tusquets). No suelo reseñar poesía; confieso que es algo que se me escapa. Sin embargo, los libros de Chantal Maillard poseen una dimensión que va más allá de los géneros. Son literatura en su máxima expresión. Cada palabra de esta autora es un mundo de significados. ‘Hilos’ da buena cuenta de este lenguaje preciso, expresivo y contundente, al borde del significado, casi en la frontera de lo real. Pocos escritores llegan a punzar con las palabras como lo hace Chantal Maillard, y muy pocos son capaces de transmitir tanto con tan poco.
3. El secreto del Mal, de Roberto Bolaño (Anagrama). Tras 2666, considerada por muchos la culminación de su escritura, Anagrama ha publicado este año otros dos libros póstumos de Bolaño: un compendio de su poesía, La universidad desconocida, y El secreto del mal, una colección de cuentos que muestra a las claras que Roberto Bolaño ha sido el escritor chileno más importante de la última década del siglo XX. Una prosa ágil y veloz, alejada de florituras estériles, que nos sumerge en un mundo de escritores contra todo y contra todos, bohemios, enfermos de literatura, personajes rechazados y, por encima de todo, insatisfechos con el mundo que les ha tocado vivir.
4. La coartada del diablo, de Manuel Moyano (Menoscuarto). Esta obra, con la que Moyano ganó el Premio Tristana de Novela fantástica, supone quizá la culminación del personal estilo de este autor, caracterizado por bordear con una soltura y diligencia extremas lo fantástico. En menos de 140 páginas, Moyano expone y resuelve una situación para la que otros habrían necesitado mucho más y, probablemente, no habrían contado ni la mitad. Aun sin introducir ninguna novedad sustancial en el género, el buen hacer del narrador hace que todo, con aparente sencillez, confluya en la creación de un obra que, sin duda alguna, deberíamos calificar de “redonda”. Un murciano entre los grandes.
5. La ofensa, de Ricardo Menéndez Salmón (Seix Barral). Este autor es una de las jóvenes realidades de la literatura española. En poco tiempo ha sabido promover un estilo propio, caracterizado por una escritura inteligente y culta, una prosa ágil pero meditada, plagada de referencias culturales, en el límite muchas veces del ensayo o la filosofía. ‘La ofensa’, novela sobre los traumas de la excesiva exposición al dolor y la violencia, lo ha consagrado en el panorama literario nacional. Pero también este año se ha publicado Gritar (Lengua de Trapo), una colección de cuentos magníficamente narrados que contribuyen a aumentar la sensación de que Menéndez Salmón ha emprendido una carrera imparable a la conquista de la “alta” literatura.
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Tuve el placer de asistir a una ponencia de Menéndez Salmón en Oviedo, durante el congreso de la Asociación de Escritores Noveles. Y he leido su libro estas Navidades. Me ha encantado. En mi opinión muy necesario.
ResponderEliminarFeliz año nuevo Miguel Ángel
¡Qué difícil es quedarse sólo con 5 libros del 2007! De todas formas, coincido contigo con Exploradores del abismo, y de los demás no puedo decir nada porque no los he leído. Sobre Bolaño he oído opiniones tan diferentes y radicales, que no acabo de decidirme a probarlo.
ResponderEliminarReleo este post tuyo tras leer el texto de hoy de Vila-matas y me apunto el nombre de Menéndez Salmón.
ResponderEliminar(Gracias a los dos. Con lectores como vosotros da gusto)