Peligro: Arte
En los últimos días ha saltado a la prensa la noticia de que Shibbolet, la obra de la colombiana Doris Salcedo en la Sala de Turbinas de la Tate Modern, ha provocado ya más de diez heridos, algunos de los cuales han demandado al museo. La obra consiste en una serie de grietas en el suelo de la galería. Unas grietas que dan la sensación de que algo terrible está a punto de ocurrir. Pues bien, como una profecía, lo terrible, en efecto, está sucediendo, pero en lugar de un gran cataclismo, el desastre es que la gente se tuerce los tobillos al caerse en las grietas. Y esto es así hasta el punto de que la Tate ha tenido que llenar la sala de carteles que alertan de la peligrosidad de la obra, advirtiendo al espectador que pise con cuidado y que no deje a los niños sin vigilancia.
Todo esto, que puede resultar hasta cierto punto divertido, me ha hecho reflexionar acerca de la equivocada idea de que el arte es algo bueno e inofensivo. A veces llevamos a los niños a los museos creyendo que allí se encuentra la panacea de la cultura, y no somos conscientes de que, tamizados por la pátina del tiempo, en el museo hay crímenes, señoras desnudas, tiranos, actos de dominación... es decir, lo peor de lo peor. El museo, el arte en general, aparte de enseñarnos la belleza del mundo, contribuye también a la perpetuación de estructuras de dominación y exclusión, de prejuicios y falsas creencias. El arte es peligroso. Siempre lo ha sido. Lo único que ocurre es que a veces nos olvidamos de ello. No sería, por tanto, descabellado pensar que, en el fondo, la célebre grieta de la Tate enseña que el arte puede provocar heridas, que una obra terrible nos puede agriar el día. Quizá vaya siendo hora de que en la entrada de todas las instituciones artísticas pongan un cartel con una advertencia. “Peligro: Arte”.
[Publicado en La razón, 30/11/2007]
Todo esto, que puede resultar hasta cierto punto divertido, me ha hecho reflexionar acerca de la equivocada idea de que el arte es algo bueno e inofensivo. A veces llevamos a los niños a los museos creyendo que allí se encuentra la panacea de la cultura, y no somos conscientes de que, tamizados por la pátina del tiempo, en el museo hay crímenes, señoras desnudas, tiranos, actos de dominación... es decir, lo peor de lo peor. El museo, el arte en general, aparte de enseñarnos la belleza del mundo, contribuye también a la perpetuación de estructuras de dominación y exclusión, de prejuicios y falsas creencias. El arte es peligroso. Siempre lo ha sido. Lo único que ocurre es que a veces nos olvidamos de ello. No sería, por tanto, descabellado pensar que, en el fondo, la célebre grieta de la Tate enseña que el arte puede provocar heridas, que una obra terrible nos puede agriar el día. Quizá vaya siendo hora de que en la entrada de todas las instituciones artísticas pongan un cartel con una advertencia. “Peligro: Arte”.
[Publicado en La razón, 30/11/2007]
Yo no entiendo este tipo de arte. Con un amigo bromeamos y soñamos en convertirnos en un gran artista de este tipo. Daremos entrevistas contando lo que hacemos: nada. Nuestra obra es no presentar ninguna obra, nunca. Y ese es un arte muy conceptual.
ResponderEliminarmahn, sólo puedo decir una cosa ante tu reflexión: BRAVO!!!
ResponderEliminarSi ocurre lo que imagino, tendrás que venir tú a por ella.
ResponderEliminarPedro P.
Hombre, la verdad no me extraña nada que un artículo como éste aparezca en un periódico como La Razón, donde nadie sabe de arte contemporáneo y no ven más allá de sus alargadas narices. Definitivamente es muy peligroso el arte, ¿pero para quiénes?, pues para las instituciones que manejan de forma tan oscura la información, para los que, en vez de resolver conflictos tan sólo quieren agrandarlos, en definitiva, para la gente que cree que la comunicación y las palabras no pueden arreglar las cosas.
ResponderEliminarAdemás, deseo resaltar que si el que publicó este artículo conociese un poco más la trayectoria de una artista como ésta, no diría solamente estas chorradas. Doris Salcedo, de nacionalidad colombiana, lleva más de 20 años trabajando sobre la violencia, la violencia que se genera en países como Colombia, España o Inglaterra (mostrándonos que no es sólo un problema del tercer mundo), sus esculturas e instalaciones generalmente nos provocarán escalofríos, pero no porque nos muestre imágenes sangrientas o amarillistas, sino porque su pulcritud y sutileza enfatizan la ocultación de los que generan dicha violencia. Éstos, los violentos, son gente como la que controla un periódico como La Razón, que, dicho sea de paso, ha comprado el principal periódico colombiano, El Tiempo (vinculado con los paramilitares), asi nos va... Ahora bien, el arte, como toda acción humana, necesita de una preparación, ya sea para leerla y aún más para criticarla. Muchas veces la gente no sabe leer las obras de arte, no sólo los que estan ajenos a los circuitos artísticos, pues como creador visual tambien tengo problemas para leer obras ajenas muchas veces al contexto en que me muevo. Pero para resolver este problema está la preparació. Leer libros de filosofia no es fácil, sólo una práctica nos da esa facilidad para entenderla. Así que, a leer y a mirar mejor.
Estimado Oscar,
ResponderEliminarNo has entendido absolutamente nada. Tú sí que has leído de modo literal. Has entendido como una crítica algo que es una alabanza del trabajo de Doris Salcedo. Trabajo que, por cierto, conozco muy bien, más de lo que te imaginas, pues llevo escritos varios textos sobre su obra. Habrá muchas cosas de las que seré ignorante, pero de lo que guardo cierto conocimiento es de arte contemporáneo.
Y lo de La razón... prefiero no comentarlo. Hay prejuicios que no se quitan. Así que, como tú bien dices, a leer más y a juzgar menos.
Yo también pienso que el comentario del blog sobre la obra de Doris Salcedo es elogioso. La desmitificación del arte como panacea de la cultura y su redimensionamiento como elemento peligroso, es una realidad. La obra de Doris Salcedo actua con la capacidad de las grandes metáforas contemporáneas. No sólo habla de la grieta que disgrega nuestro mundo, sino que como obra, formalmente, habla de sí misma, del arte, como algo no anodino y ante lo que hay que estar alerta; algo capaz de sacar a la luz muchas cosas de la realidad que quieren taparse.
ResponderEliminarMe parece una obra muy valiente y pertinente.
me parece una obra excelente..es algo fresco..nuevo..algo q no se ve todos los dias y muy creativo además..si mucha gente no sabe apreciarlo, alla ellos..
ResponderEliminarFrancis M.
Un amigo me acaba de comentar de Shibbolet. Googleando para averiguar de que se trataba llegué a tu blog.
ResponderEliminarNo se que pensar de este tipo de expresiones artísticas. En cierta forma me agrada, la sensación que un espacio te envuelva y pretenda producirte una emoción es muy intensa e interesante. Pero por el otro lado... solo es una grieta.
O.