Este año he leído muchos libros buenos. Antes llevaba la cuenta; un pequeño diario de lecturas. Luego lo dejé y me pasé a Goodreads; también lo dejé y subí fotos a Instagram, que funcionó como una especie de memoria. Pero ahora sólo subo algunas cosas y otras se me olvidan, o directamente no las subo para no dar la brasa. Así que solo me queda la memoria del buen sabor de boca que me han dejado algunos libros. Por eso, este año voy a escribir esta lista de memoria, con las cosas que he leído y recuerdo con un gusto especial. Por supuesto, no es una lista de lo mejor del año. Entre otras cosas, porque sale de lo que he leído. Y es cierto que he leído mucho, pero en comparación con lo que se ha publicado, es apenas una cata, algo anecdótico.
Me dejo fuera de la lista los ensayos. La lista entonces sería interminable.
1. Recuerdo haber disfrutado muchísimo con los diarios de Rafael Chirbes (Anagrama). Si me piden el libro del año, puede que diga que es ese. Al menos, para mí. Escribí esto para el suplemento Ababol: "He vivido varias semanas dentro de este libro. Los cuadernos íntimos de Chirbes, escritos entre 1984 y 2005, el periodo comprendido entre la gestación de su primera novela y los inicios de su consagración como uno de los grandes autores de la literatura contemporánea. Encontramos aquí varios Chirbes: el observador desencantado del mundo moderno, el hombre en lucha constante contra su propia sexualidad, el lector incansable y crítico, pero sobre el escritor inteligente que reflexiona sobre su propia obra. Esto es, sin duda, lo que más me ha fascinado del libro, las dudas y vacilaciones de Chirbes. Ahí es donde uno reconoce a un grande, en su capacidad de hacerse pequeño e insignificante frente al desafío de la escritura."
2. También disfruté mucho con Huaco Retrato, de Gabriela Wiener (Random House). Me interesó especialmente la reflexión sobre el colonialismo y la herencia del pasado. Incluso más que la parte del poliamor. Y eso que yo soy mucho de poliamar.
3. Otro libro que mantengo vivo en mi recuerdo es Llévame a casa, de Jesús Carrasco (Seix Barral). Un libro honesto y duro sobre la relación de los hijos con los padres. Tal vez me gustó tanto porque, mientras lo leía, no podía evitar ponerme en su lugar, pensar en mis padres, también en los espacios del pasado. Hay descripciones que no se me han ido de la cabeza. Creo que lo voy a releer.
4. También sobre la responsabilidad que tenemos con los que nos han querido o criado reflexiona Las gratitudes, de Delphine de Vigan (Anagrama). De ella me gusta hasta los andares. Y este libro me tocó de lleno. La vejez, la pérdida, pero también la amistad, el cuidado, hasta el final.
5. Otro libro para leer en bucle es La canción de NOF4, de Raúl Quinto (Jekyll&Jill), quizá uno de los mejores de este año. Una indagación en los límites de la locura. Un libro extraño, inteligente y hermoso.
6. En este mismo sentido, el de libros extraños e inesperados, me ha interesado especialmente Membrana, de Jorge Carrión (Galaxia Gutemberg), sobre el que ya escribí aquí. Su propuesta de una museología del futuro y de un arte-ficción marca un antes y un después en las relaciones entre arte y literatura.
7. He disfrutado también como un crío con Nola, de Antonio Jiménez Morato (Jekyll&Jill). Un viaje a Nueva Orleans que es también una visión crítica del mundo académico y del mundo literario. Ácido y desencantado. Me ha recordado a ese Chirbes ácido de los diarios, pero en tiempo presente, sin guardarse nada y a pecho descubierto.
8. No quiero olvidarme de El país de los otros, de Leila Slimani (Cabaret Voltaire). Una novela como las de antes. No me ha tocado tanto la fibra como Canción dulce, que me deslumbró, pero he reconocido ahí a una escritora sólida, capaz de afrontar una historia compleja, la realidad de una historia (la del colonialismo francés) vista desde un ángulo (el de las mujeres) que ha permanecido en los márgenes de lo contado.
9. He llegado tarde a Tres, de Dror Mishani (Anagrama). Casi se me escapa en el año. Pero me ha parecido de lo mejor que se ha publicado en España. Una novela redonda. Un prodigio de tono. Y unas historias entrelazadas que funcionan como un puzzle perfecto. Hacía mucho tiempo que no me levantaba temprano y me ponía a leer incluso antes de desayunar. Esta novela lo ha conseguido.
10. El último libro que he leído este año ha sido Hamnet, de Maggie O'Farrell (Libros del Asteroide). También un libro hermoso. Una prosa increíble. Un libro sobre el duelo y la necesidad de contar el pasado. Aunque se me ha hecho un poco bola a la mitad, luego ha conseguido remontar y cerrar con un final emocionante. Las primeras páginas y las últimas son puro arte narrativo.
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