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Hombre anuncio

En un post anterior hablaba de las marcas registradas como bastión de la propiedad privada. Proponía que nos hiciéramos marca para buscar un respeto que ya no se tiene por las personas. Evidentemente, lo decía de modo irónico. Nada más lejos de mi pensamiento que la idea de convertirme en marca. Sin embargo, creo que éste es un proceso al que estamos abocados. Un proceso que es el desarrollo lógico de la objetualización de lo humano y la humanización del objeto que tiene lugar durante la modernidad. Si hay una tendencia a convertir al hombre en máquina (utopía productivista) y a la máquina en hombre (utopía robótica), existe otra semejante a convertir al hombre en puro objeto de consumo y en dotar al objeto de consumo de propiedades humanas.

Hoy ya no compramos coches, teléfonos o ropa; compramos aventura, relaciones y posibilidades de seducción. La mercancía se ha hecho emotiva. Y, por contra, nosotros nos convertimos también en meros objetos o, incluso, en superficies publicitarias. Ya Walter Benjamin hablaba de la conversión del sujeto en mercancía a través de lo que él llamaba el “hombre sandwich”, es decir, ese individuo que se ve literalmente embutido y entre dos pancartas, inscribiendo la mercancía en el propio cuerpo. Hoy, si lo pensamos bien, todos somos hombres sandwich, pero en lugar de ser pagados por ello, somos nosotros los que religiosamente nos ponemos la publicidad de Dolce&Gabanna, Nike o Ralph Laurent. Consumimos al mismo tiempo que hacemos publicidad. Esta es, sin duda, la utopía del capitalismo avanzado, la consecución de un consumidor-productor que abastezca y, a la vez, reproduzca el sistema.


Por cierto, me fascina esta camiseta.

Comentarios

  1. ya ves...creo que sirve de plataforma de comunicación, mandas mensajes a los demás, solo con un dibujito, unas siglas... igual que si te pides un martini, una marca de té frío, una tónica... forma parte del imaginario y de las fantasías de la gente asediada por publicidad, en la tele y demás medios... no es ya que te den un status sino que te dan una imagen, un estilo de vida... todo claro muy superficial y vacío, pero el mimetismo, las modas, y la inercia es brutal... (yo por cierto tengo unas deportivas nike falsas me las compré también después de ver jovenes artistas con deportivas nike, no lo volveré hacer, claro, reconozco mi debilidad)

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  2. saludos mahn! ("¿comprenderás que no me dejan habblar...?").

    en la línea de lo que dices, mira a este espabilado:

    http://www.latimes.com/features/odd-news/la-on-shirt-ad7-2009nov07,0,1628207.story

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  3. Justo estos días he estado asistiendo a curso que abordaba este tema.
    Un gran ejemplo está en los anuncios de coches; ya no nos venden las características del automóvil, si no lo que éste nos va a hacer sentir... Nos ponen un paisaje impresionante, una música que te embelesa, lo ves y piensas: Quiero ese coche.

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  4. Es más alienante mi camiseta de "Bombas Hidráulicas Antonio Soto e Hijos".

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  5. Hola. Hay días que me pregunto quién nos educa. Las respuestas pueden ser múltiples. Casi toda representación cultural está mediatizada por la publicidad. Si somos seres enculturados en este entorno no podemos más que ser seres traspasados por miles de mensajes publicitarios. Pero además somos animales gregarios y nos agrupan estilos de vida, de consumo. Nos reconocemos por símbolos externos: pinturas trivales o camisetas de marca, máscaras de guerra o depilación. No dejamos de ser seres que necesitan al grupo. La individualidad es (prácticamente) imposible.

    Me gustan las camisetas que pretenden transgredir (hechas de manera industrial), pero ¿realmente transgreden?

    Salud a todos

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