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Decíamos ayer...

Decíamos ayer... Sí, lo decíamos. Y ayer era hace mucho tiempo. Tanto, que ya casi lo hemos olvidado. Más de tres meses alejados del blog. Y ha pasado media vida. Tan en voz baja queríamos hablar que al final hemos acabado hablando en silencio. Callados. No (ha) lugar a la palabra. Pero las palabras piden ser dichas y escritas. Y también la memoria. Porque fuera de este blog está el olvido. Y aquí no se conoce esa razón. Así que volvemos a empezar. De nuevo. Otra vez. Hasta volver a naufragar. Hasta volver a callar.

Volvemos con la cara limpia. Nuevo formato. También hasta que dure. Volvemos para seguir hablando en voz baja. Y también en esta nueva esquizofrenia. Sin tono. Sin persona. Nosotros, yo, tú y ellos. También nosotras. Y vosotras. Incluso ellas.

Volvemos aquí porque es el lugar en el que todo puede ser dicho. Volvemos aquí porque nos dejan fracasar. Volvemos aquí porque, en el fondo, este vacío es el único lugar para regresar.

Por hoy nos basta con volver. Con haber comenzado a hacerlo. Mañana quizá alguien quiera contar. Pero mañana aún no es mañana. Y hoy nos basta con volver.

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