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Amor... a pesar de todo

Anoche vi "Amor", la película de Michael Haneke. Aún estoy tocado. Es una obra maestra. Maravillosa. Pero también terrible. Nos pone frente a lo más real. A la vida tal como es. Al amor tal como es. Al cuerpo, a la vejez, a la enfermedad. A la muerte. Tal como es.

Confieso que hubo un momento en el que pensé salirme del cine. Me recordaba demasiado a lo que había vivido con mis padres. Qué necesidad tengo de sufrir, me dije. Pero enseguida me di cuenta de que no sólo se trataba de sufrir. Sino también de comprender. De volver a comprender.

Imagino que hay dos maneras de ver la película: la que observa en ella lo que vendrá y la ve como prospectiva; y la que la siente como el recuerdo de algo pasado y experimentado. En mi caso, lo vi de las dos maneras. Cada escena no hacía sino recordarme a la trombosis de mi padre y, luego, de mi madre. Los pañales en la habitación, la pelota de goma en la mano, los gestos de la boca, la silla en la ducha, la botella de agua sobre la mesita, el automatismo "duele, duele, duele"... Todas esas cosas traspasaban la pantalla y se me iban clavando una a una, abriendo heridas que creía que estaban cerradas y haciéndolas sangrar.

"Duele, duele, duele", decía yo también al recordar. Pero no sólo al recordar. Porque también la película te enfrenta a un futuro posible. Muy posible. La vejez, de un modo u otro, la enfermedad, de un modo u otro, está al acecho. Es la ruina del cuerpo. Es la quiebra de la felicidad. Y esa ruptura, esa catástrofe, llega cuando menos te lo esperas, irrumpe en medio de la cotidianidad.

Todas las películas de Haneke hablan de la irrupción de lo terrible en la rutina. La catástrofe es lo que nos rodea; un fin del mundo que no es un cataclismo, sino una perturbación casi natural de un orden que, en ese momento, se muestra absolutamente precario. Lo que enseña siempre Haneke es que la realidad ordinaria está edificada sobre unas bases quebradizas que se pueden hacer trizas en cualquier momento.

Uno sale del cine con esa idea, habiendo tomado conciencia de que nuestro cuerpo, nuestras relaciones, lo que nos rodea, es frágil y perecedero. Y eso, que por un lado nos habla de la amenaza y puede producir terror, por otro, nos lleva a mirar el mundo de una manera diferente, a apreciar las cosas antes de que se vayan y se transformen, antes de que lo real emerja y el orden que hemos construido se derrumbe.

Es una película sobre el derrumbamiento, es cierto. Pero también es una película sobre el amor. El amor es también es eso, es acariciar la mano del enfermo, es limpiarle el culo, es estar ahí cuando el otro ya no tiene nada para darnos. Es una ofrenda. Y la película muestra esta ofrenda infinita. Incluso la muerte aparece como un acto de amor. El último, el más terrible, quizá el más sincero. Un acto en el que el amor y la desesperación se confunden. Porque no hay sentimientos puros. Nunca los ha habido.

Me ha gustado la película, mucho. Y me ha conmovido. Creo que más que ninguna de Haneke. Aun así, siempre había algo que me chirriaba. Es un drama burgués. Quizá es el contexto sobre el que mejor puede hablar el cineasta. Pero durante toda la película yo me imaginaba esa situación en otro contexto. Sin dinero para pagar la enfermera, sin medios, sin esa presencia de la cultura que, en algún momento, parece salvadora. Me imaginaba esto en España, en cualquier pueblo de la España profunda, en cualquier realidad cotidiana. Y pensaba que la realidad aún es más triste que lo que ocurre en la película. Mucho más triste.

"Duele, duele, duele". Qué necesidad de seguir viendo la película, me decía. Si la realidad es aún más triste. Cuando veía los pañales, los gestos, la realidad real, pensaba que no era necesario ver aquello que era demasiado real, que era como la vida. Y buscaba entonces qué es lo que había de extraordinario allí, qué hacía que la película tuviera sentido. Y, como he dicho antes, lo único que se me ocurría pensar era: el amor. El amor incondicional. Un amor que sigue siendo de cine. Un amor que es lo más irreal de la película, lo realmente extraordinario. La vejez pasa, la enfermedad ocurre. Eso es la vida cotidiana. Pero el amor infinito... eso es lo que está fuera de lo común.

Creo que la película, al final, nos habla del fin de una era: de un tipo de amor que ha comenzado a desaparecer. Haneke, en el fondo, parece que nos hace mirar la extinción de una manera de darse al otro que ha dejado de ser la norma y se ha convertido en pura excepción. Quizá por eso, en un determinado momento, el vecino dice algo así como "estamos muy sorprendidos, me quito el sombrero". Qué difícil es encontrar ahora amores así, parece decir. Quizá esta, y no otra, sea la verdadera catástrofe.

Comentarios

  1. Yo adoro cuando ocurre eso, cuando una película, un disco, un libro me destrozan. Me hacen sentir que merece la pena seguir viviendo sólo para volver a experimentar lo que has expresado a la perfección en esta entrada, lo que los románticos llamaban la afección sublime de lo estético, si nos ponemos muy pedantes.

    A Haneke le perdí un poco la pista desde el rebote que me pillé con La pianista de Jeniken, pero la veré. Vi Funny Games en la adolescencia y con ella, y alguna que otra de trangresive fiction de Fincher y Cronenberg típica de los 90, descubrí el cine. Así que me has metido el gusanillo. Es junto a Greenaway, Assayas y Aronovsky, para mí, el mejor cineasta de los últimos veinte años. Parece que poco a poco Estados Unidos ha vuelto a abrir los ojos. Y no sólo en cine. En música, Skrillex revolucionó los Grammy en 2011. Hacía siglos que artistas tan poco comerciales (pienso en Aronovsky y el propio Haneke, Skrillex o Tao Lin, por mucho que me pese en el caso de este último) no tenían una recepción tan fuerte y se convertían en mainstream. Yo me alegro de que por fin salgamos de la rutina de pasteladas hollywoodienses, fórmulas discoteras trilladas y "la gran novela norteamericana" de marras a lo Franzen. A fin de cuentas, toda la cultura en Europa se importa del otro lado del charco. En cierta medida, nos beneficia. Saludos.

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  2. Me hace pensar: qué distinta puede ser la muerte. El dolor, puede ser enfrentado según su clase social...

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  3. la pusieron en el Festival de Cine de Cartagena, y cuando me dijeron de qué iba, fui totalmente incapaz de ir a verla. Si enfrentarse a los recuerdos de esa forma es parte de la aceptación de lo ocurrido, creo que aún no he superado nada de nada...

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. A mí Haneke me cautivó en Funny Games. Luego lo he seguido. Siempre me ha parecido excepcional. Pero, de algún modo, las cosas que contaba en sus películas quedaban algo lejos de la realidad que le podía ocurrir a uno. En este caso no. En este caso deja de lado la excepcionalidad y se centra en algo tan cotidiano que duele.

    Que los americanos hayan acogido este drama me parece extraño, pero es una buena noticia.

    ....

    El dolor, la muerte, el amor... es también una cuestión de clase. Aunque al final haya cosas reales y físicas, el significado y la posibilidad de significado que uno pueda darle, depende mucho del lugar que ocupa y de su condición.

    ...

    Yo es una película que no recomendaré a según qué personas. No a todo el mundo le viene bien volver a pasar por el calvario, recordarlo... En ocasiones puede ser un ejercicio de masoquismo que no lleva a ningún lugar. Yo, sin embargo, me alegro de haberla visto.

    Sobre todo, me alegro porque es una gran película. Está cargada además de grandes planos y secuencias memorables.

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  6. Totalmente de acuerdo.
    El arte doloroso, que te recuerda lo que no querías recordar.
    Era fácil situar en el guión otros giros dramáticos, revelar más de la relación y del pasado, pero no hacía falta.
    Jordi C.

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  7. La he visto. Pero el cine en francés sigue sin cautivarme. Son tan gélidos estos actores franceses, y tan cerebral el diálogo, ¿de verdad hablarán así?...

    Afortunadamente para mí no ha sido traumático. Me pregunto si me he acostumbrado ya a estas vivencias, y no sé si preocuparme o alegrarme. Porque el olor a hospital, cuando todo ha terminado, se te queda metido en la nariz por semanas...

    Lo que a mí siempre me ha sorprendido, después de vivir algo parecido, es que mis padres, mis abuelos, mis bisabuelos vivieron cosas peores, entonces no había pañales ni agua corriente; y lo vivieron como algo más, como lo que llega sin remedio, y te preguntas cómo lo soportaron, un año y otro... Y claro que les dolería, porque la vida duele.

    En fin.

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  8. ¿gélidos los actores franceses? son serios, enigmáticos, misteriosos...pero gélidos no.

    M.

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  9. No, no son gélidos, son peor aún, son planos.

    Salvo a la Signoret y dos o tres mas.

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  10. ...¿planos? no mujer qué va tampoco son planos es que algunos personajes no reaccionan por que les sobrepasan los acontecimientos (la realidad) de todos modos creo que el cine francés desprende una energía que o te gusta o no te gusta... helados son los personajes de Tarkovski, que me encanta pero ésos sí son fríos.

    M.

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  11. Perdone señor Hdez.Navarro que nos prolonguemos en su casa...

    A los franceses los conozco, he tenido el gusto..., la actuación francesa no desprende las emociones que a mí me gustan, diré esto porque veo que hay a quien le va la actuación francesa. No creo que sean los personajes creo que la actuación francesa es así en general.

    En todo caso diré que hoy he visto un trocito de la pelicula doblada al español y la cosa cambia una barbaridad, porque además son voces veteranas del doblaje español y por lo tanto son muy buenas. Lo que hace el doblaje !.

    Pero los franceses son planos... y los actores tamién.

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  12. Ya no sé qué me ha conmovido más, si AMOR o tus palabras

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  13. Muchas gracias, Lapita. La película es la que hace que las palabras se vuelvan tan duras. Hay obras de arte que hacen cualquier comentario sobre ellas adquiera algo de su misma belleza.

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  14. Gracias por tu conmovedora entrada.

    A mí resulta extrañadamente difícil imaginarme como podían sentir hace sólo dos generaciones.

    He recogido unos párrafos de este artículo en http://unbosqueinterior.com/blog/fragil-y-perecedero/

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  15. Quizás nos dan la oportunidad de devolver todo el Amor que recibimos de niños, sea mucho o poco. Seguro que como mínimo nos dieron la Vida. Tenemos la oportunidad de crecer en el Amor. Gracias!

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