Ola k ase? Corrigiendo galeradas

–Ola k ase?
–Pues aquí, corrigiendo las pruebas de la novela.
–Y komo lo yevas?
–No demasiado mal. Aunque ahora todo me acojona un poco.
–Normal, colega. Mazo de responsabilidad, k no
–Es que ahora me da el miedo escénico y ya no me fío de nada de lo que he escrito. Leo las frases en voz alta para buscar el tono perfecto y la palabra justa y todo me suena mal.
–Ya te digo.
–Es verdad. Es como cuando te pones a repetir la misma palabra muchas veces y deja de tener sentido.
–Jamón jamón jamón jamón jamón jamón... ostia tú, pues es verdad.
–Claro. Eso es lo que me pasa. Todo me suena extraño y ortopédico.
–Orto ké?
–Ortopédico. Sí, artificial, como si todas las palabras no fueran más que palabras. ¿Sabes una cosa?
–What?
–Me gustaría que la novela se publicara traducida.
–¿Mande?
–Sí. Me doy cuenta de que me gusta más lo que digo que cómo lo digo. Y pienso que en francés o inglés, o en cualquier otro idioma, todo va a sonar mucho mejor. No sé por qué pienso esto, pero me viene a la cabeza ahora. Si yo fuera todopoderoso, puenteaba la versión española y publicaba directamente la versión en francés. Y luego la española, traducida, por ejemplo, del francés. ¿Te imaginas?
–Jo, colega, cómo se te va la olla, ¿no?
–Puede ser, puede ser. Imagino que son mecanismos para evitar la presión. Saltarme un paso. No enfrentarme a mi idioma.
–...
–Es que creo que se me va a notar mucho que no soy escritor de verdad, de esos que manejan el lenguaje como si fuera plastilina.
–Ya.
–Lo mío son más bien las ideas. Y el lenguaje es el medio que necesito para trasmitirlas. Pero de ahí a escribir con un estilo absorbente, con ritmo, con un lenguaje depurado... –vamos, con esas cosas que yo alabo tanto de lo de los escritores– va un abismo.
–No t endiendo, bro.
–Coño, pues que no soy Gonçalo Tavares, ni Pron, ni Menéndez Salmón, ni Pablo Gutiérrez. Que al final me pasa lo mismo que cuando improviso en el piano, que me gustaría dominar el instrumento y, sin embargo, mis manos no dan para mucho.
–Pero a mí m mola lo ke ase.
–Puede ser, pero tengo que exprimir al máximo las cuatro cosas que sé para sacar algo digno.Y creo que algo así me ocurre con la escritura. Me gustaría dominar la técnica como uno de los grandes. Describir un rostro con cuatro trazos, poner la palabra justa, el adjetivo idóneo, la metáfora perfecta y evocadora... Pero no me sale, coño, no me sale. Lo intento, pero no me sale.
–Pues déjalo.
–Ya es demasiado tarde. Me gusta demasiado. Tendré que acostumbrarme a aceptar lo que soy. A trabajarlo y a desarrollarlo todo lo que pueda. Pero también a aceptar mis limitaciones. Si no acabaré absolutamente frustrado.
–La frustración es buena. Lo dicen los nutricionistas.
–K dise?
–Oye, ¿por qué escribes tú ahora así?
–Komo?
–Mal, en plan ola k ase.
–No sé, me dá por ahí. Tú has escrito "nutricionista"
–Es verdad. Se me fue.
–Vamos a dejarlo ya, ¿vale?
–Venga, es tarde. Quiero ver el final de la saga Crepúsculo.
–Te entiendo. Pero es demasiado para mí. Voy a ponerme de nuevo con el Ulises.
–Cuánto daño ha hecho a la literatura, ¿verdad?
–Cómo lo sabes.

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