Suicidio

En “El escritor creativo y la ensoñación”, sostiene Freud que un escritor es aquel capaz de convertir en universal la imaginación personal. La clave del arte de la escritura será, para el psicoanalista, comunicar aquello que es la experiencia subjetiva de tal modo que sea imaginable por el otro. El éxito de una obra está en la capacidad de transmitir en el ámbito de lo común y compartido aquello que es experimentado exclusivamente por el individuo.

Esto es lo que ocurre –y de qué modo– con “Suicidio”, de Édouard Levé (451 Editores) , una de las mejores obras que he leído en los últimos tiempos. Un pequeño libro que se lee a breves sorbos, poco a poco, teniendo que levantar la vista para asumir lo terrible de cada una de las afirmaciones. Este texto magistral, el último del escritor francés, fue entregado a la imprenta dos días antes del suicidio real del escritor, que contaba en ese momento con cuarenta y dos años.

Uno lo lee buscando el verdadero motivo de una muerte tan trágica como esta. Pero allí no encuentra nada, ningún detonante, nada anormal. Tan sólo una vida corriente, no demasiado gris, no demasiado brillante. Una vida como cualquier otra que, en un determinado momento, finaliza drásticamente. Y quizá eso sea lo más descorazonador. Que uno espera que la gente se suicide por motivos importantes y aquí se da cuenta de que a veces lo hace por lo contrario, porque no hay motivos importantes. Porque todo es igual, porque en el fondo, no importa mucho si estamos o no estamos. El éxito de Levé es comunicar esa experiencia personal de normalidad terrible a través de una belleza que duele. Su fracaso, sin duda, es haber pasado de la escritura a la acción.

[Publicado en La Razón, 15-04-11]

Comentarios

  1. Tras esta entrada fuí corriendo a comprarlo, tardé más en encontrarlo que en leerlo, tras la primera página y media lo tuve que cerrar un minuto para respirar. Maravilloso.

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