Esto no es una lista de lo mejor del año. Porque para hacerla tendría que haberlo leído todo. Y soy consciente de mis límites y gustos como lector. A pesar de leer muchísimo (soy un vicioso del asunto), no me llega para dar cuenta de muchísimas cosas. No me he puesto a contar, pero creo que la cosa sobrepasa los cien libros. A un ritmo de dos o tres por semana salen entre 120 y 140. No llevo un registro. De todos modos, aunque lo llevara, este texto lo escribiría de memoria. Sobre todo porque me gusta pensar, al acabar el año, en los libros que más poso me han dejado, los que he seguido habitando un tiempo después de su lectura. Si me pidieran uno solo, por encima de todos los demás, creo que tendría que quedarme con Madre de corazón atómico , de Agustín Fernández Mallo (Seix Barral). Es el libro perfecto. El que más me ha marcado de todos los que ha escrito. Hasta el momento, mi preferido de su bibliografía era Limbo (Alfaguara) —tengo clavada en la memoria la histor...
¿Que son seis años? Cuarenta y siete llevo y sigo aguantando eso de la fundición de las almas.
ResponderEliminarAcuerdate para repetir lo mismo dentro de cuarenta y un año.
emilio
Sabía que un amor así es posible, pero muchas gracias por ratificarlo. Mi alegría y mi gratitud serían plenas si me dijeras qué puedo hacer yo para encontrarlo.
ResponderEliminarEl tiempo sigue y sigue, aún recuerdo aquel día y esas palabras tuyas, abristes tu chaqueta, sacastes ese papelito y nos distes las gracias a todos.......Gracias a ti por permitirme estar de vez en cuando en tu vida.
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios. No hay receta alguna para el amor. Es una cuestión contextual, que se define en cada pareja y en cada momento. La clave (de haber alguna) pasaría sin duda por ser lo más parecido posible a uno mismo (si es que hubiese algo así como un "uno mismo").
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