Apocalipsis
Sigo pensando lo mismo que hace un año: "la Navidad se parece mucho al Apocalipsis. Más que un tiempo de alegría, parece el tiempo previo al Armagedón. Es el tiempo del gran banquete, de la orgía acústica y lumínica, el tiempo del gasto y el exceso. Comemos hasta reventar como si el mundo fuese a acabarse, cantamos villancicos hasta la extenuación como si estuviéramos espantando algún mal y bebemos hasta perder el sentido para intentar no pensar en lo que se avecina. Es como si lo peor estuviese a punto de ocurrir. Por eso nos aprovisionamos de víveres para varios meses y nos juntamos todos en la casa-búnker familiar, a la espera del momento de la gran demolición."
ojalá esté cerca...
ResponderEliminarla gran demolición, claro...y que nos pille sin confesar, a ver dónde acabamos..
por cierto, feliz navidad! tiene gracia, eh?
Si algo enseñan las películas de Emmerich, es que no hay nada mejor que los Apocalipsis ("el milenarismo, ¡c..., ya!") sean de la forma que sean (alienígenas, meteorológicos o propiamente dichos) para unir y arreglar a las familias en crisis... (no sabemos que pasa después del "The End" ¿Será como después de Navidad?)
ResponderEliminarFeliz Navidad