Y sin embargo
Llevo varios días desaparecido del blog. Y llevo también varios días desaparecido de mi vida. No logro encontrarme. Estoy solo en casa por primera vez en mucho tiempo. Womahn está de viaje de estudios con sus estudiantes y no vuelve hasta el viernes. La casa está completamente vacía. Es un sepulcro. Yo, que añoro la soledad, no me hago a estar aquí sin ella. Es curioso, me doy cuenta ahora que volver a casa no era sólo volver a un lugar, sino a una compañía, era volver a una forma de vida, a una vida en pareja. Hogar es algo que, para mí, se conjuga en plural. O, mejor, como dice Jean-Luc Nancy, en un "singular-plural". Ser, al final, es ser-dos, que, en el fondo, es lo único que permite ser-uno. Pero más allá de estas tonterías filosóficas, la cuestión es que, después de tanto viajar, me toca ahora estar en el otro lado, siendo el que espera, el que aguarda. Y confieso que no se me da nada bien. He desregulado los horarios, las costumbres y otras cosas que mejor no digo. Intento mantener el orden de mi vida (a todos los niveles), pero la cosa se me va de las manos. Así que no puedo sino evocar al maestro Sabina y afirmar:
«Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto
sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada».
«Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto
sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada».
Sois muy afortunados los dos.
ResponderEliminarCoño! tienes mi número, llamame a mi y a Rentero y nos tomamos unas cañas y te enseñamos un par de pajarerías de lo´más exóticas...
ResponderEliminarMe parece muy bonito lo que has dicho y seguro que a Womahn le gustará leerlo. Yo diría que es toda una declaración de amor. También te digo que al que le toca siempre quedarse acaba acostumbrándose, aunque sea a la fuerza, a esa soledad y hasta a veces le gusta poder tener la sensación de echar de menos a su otro. En mi caso, soy la parte que siempre se queda y alguna vez he intentando cambiar los papeles -como Womahn- y ser yo quien se iba con la esperanza no confesada de que yo estaría genial mientras que en casa se me echaría en falta; pero, yo no sé si es porque no he sabido elegir la compañía o el tipo de viaje, lo cierto es que hasta ahora la experiencia ha tenido el resultado contrario al previsto: he seguido echando de menos mi casa, porque sabía que allí estaba la persona con la que realmente me apetecía compartir mi tiempo. No sé si lo mío tendrá cura.
ResponderEliminarAhora que medio me defiendo tocando el piano podemos quedar tb para que me enseñes algo de tu arte musical... o bueno, si, irnos de reconocimiento ornitologico, claro...
ResponderEliminarQuerido Kal-El, gracias por tu comentario. Uno siempre echa de menos su casa, esté donde esté. Yo, por mucho que viaje, por mucho que me aleje, en el fondo sólo camino hacia el hogar. A veces uno apenas se mueve de su sitio por mucho que viaje, y en otros casos uno no cesa de viajar aunque no se mueva del sitio. Como escribe mi querido Vila-Matas, "hay muchas maneras de volver, y la mejor de ellas es no partir".
ResponderEliminarY a mis queridos ramón y antonio: temor tengo yo precisamente de las pajarerías exóticas. Si en casa apenas entro. Llevo sin comer y cenar aquí no sé cuánto, y a veces incluso dormir al alba. La cuestión es que cuando entro, cuando vuelvo, sin womahn, esto está demasiado vacío.
Y lo del piano: cuando usted guste. A ver si nos organizamos y hacemos una dj session remember.
Os tengo que llevar a un kebab donde una espectacular danzarina del vientre ameniza el condumio... no se si seria muy apropiado ir la semana que viene, en plena Semana Santa... por aquello de la Alianza de Civilizaciones tendría su aquel...
ResponderEliminarQué chula esta entrada, estoy segura que como dice Kal-El a Womanh le encantará...
ResponderEliminarSus fans también la echamos de menos.