Esto no es una lista de lo mejor del año. Porque para hacerla tendría que haberlo leído todo. Y soy consciente de mis límites y gustos como lector. A pesar de leer muchísimo (soy un vicioso del asunto), no me llega para dar cuenta de muchísimas cosas. No me he puesto a contar, pero creo que la cosa sobrepasa los cien libros. A un ritmo de dos o tres por semana salen entre 120 y 140. No llevo un registro. De todos modos, aunque lo llevara, este texto lo escribiría de memoria. Sobre todo porque me gusta pensar, al acabar el año, en los libros que más poso me han dejado, los que he seguido habitando un tiempo después de su lectura. Si me pidieran uno solo, por encima de todos los demás, creo que tendría que quedarme con Madre de corazón atómico , de Agustín Fernández Mallo (Seix Barral). Es el libro perfecto. El que más me ha marcado de todos los que ha escrito. Hasta el momento, mi preferido de su bibliografía era Limbo (Alfaguara) —tengo clavada en la memoria la histor...
Me asustas Miguel Ángel...
ResponderEliminar¿es por los exámenes a corregir?
ResponderEliminarOjalá los exámenes fuesen un problema. Es por la humanidad en general. A veces hay que tomar medidas drásticas. Y el exterminio de la raza humana parece algo, como poco, razonable.
ResponderEliminarde lo que se infiere que es razonable acabar con lo racional
ResponderEliminarHola MAHN, ya hace algunas semanas que no transitaba por tu blog y vuelvo a leerlo con fruición. Como curiosidad: la frase la pronuncia el emisario papal Arnaldo Amaury en el sitio de Béziers el 22 de julio de 1209, durante el sitio de Béziers, en el que se masacra a los albigenses...y a los que no lo son, como se infiere de la frasecita. Un abrazo. Aby
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