Huelga
Llevo todo el día dormitando. Me suele ocurrir cuando más cosas tengo que hacer. Parece que el cuerpo se pone en huelga y se niega a despertarse como Dios manda. Lo he intentado por todos los medios, pero cada vez que entro al despacho, los piquetes se ponen de uñas y me devuelven al sofá. No es la primera vez que me ocurre, así que ya tengo controlada la situación. Es imposible resistirse. Hay que claudicar. Por mucho que se empeñe la patronal de la mente, no hay manera de hacer nada. Sólo cabe esperar. No será por mucho tiempo. Aunque con la crisis me temo lo peor. Quizá un expediente de regulación de empleo, o, peor, un concurso de acreedores.
Yo en esos casos, me meto una ducha, me bajo al bar de al lado, me tomo una caña y me pongo a leer. No te creas, se despierta uno...
ResponderEliminarTómatelo mas que como una huelga, como el merecido descanso del guerrero. Es mas bucólico.
ResponderEliminarUn abrazo