Días extraños
Este fin de semana me dedico a finalizar la lectura de una serie de libros que tenía a medio. Alguna fuerza oculta me impulsa a liberarme de un exceso de equipaje que ya no me permite caminar. Ir cerrando poco a poco cosas iniciadas, como si algo nuevo estuviese a punto de suceder. Pero, como siempre, nada sucede. O quizá todo haya sucedido sin que nos demos cuenta. Como sin darnos cuenta también regresa a veces demasiado fuerte la melancolía (que nunca se ha ido del todo). Eso sucede hoy, último domingo de mayo, día en el que se celebra la fiesta de mi pueblo, la Romería de la Virgen de la Huerta, una escultura que mi hermano hizo en su juventud (hace ya casi treinta años) y que yo, en mis tiempos católicos (pasados, aunque no del todo superados), llegué incluso a sacar a hombros. Hoy pienso en la romería y el recuerdo de mi madre se hace más presente que otros días. En estas fiestas, ella, melancólica como yo, en lugar de alegrarse, se entristecía pensando en todos los que ya no estaban, sobre todo en mi padre. Hoy la comprendo mejor que nunca. Y me quedo en casa toda la tarde, acabando libros que nunca he empezado leer.
Quizá hubiera sido un buen día para ver la peli del mismo título que esta entrada y comprobar como una película a medio camino entre el thriller y la ciencia-ficción puede ser a su vez melancólica.
ResponderEliminarSupongo que el hecho de que la dirección corra a cargo de Kathryn Bigelow aporte ese sentimiento que solemos achacar a las mujeres pero al que no siempre los hombres somos capaces de sustraernos.
Un abrazo.
Pues nada, a disfrutar de la melancolía hasta que quiera irse por su propio pie. El corazón la necesita, tanto como a su contraria.
ResponderEliminarQue tus lecturas te sean complacientes y placenteras.
Un abrazo
Mahn, tienes un meme para tí.
ResponderEliminarhttp://ecctaun.blogspot.com/2008/05/apuesten-apuesten.html