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Soy persona

Encuentro como puedo un wifi libre en Karlsruhe. Parece mentira que un centro de arte y tecnología como el ZKM no tenga una red en condiciones. Lo único importante es que ahora ya soy persona. Después de mi intervención en el congresos, vuelvo a la normalidad. Me pongo cardiaco cada vez que tengo que hablar en inglés. Y ante un público como este aún más. Pero parece que la cosa ha ido bien. Por lo que se ve, he conseguido indignar a todos los anglohablantes, desde Hans Belting a la comisaria del Guggenheim. Y eso no está mal. He hecho una crítica muy dura de eso que nos quieren vender como el arte global, y una defensa del español como lengua académica, que no ha gustado demasiado por estos lugares. Mientras decía que nos estaban dando gato por liebre, los comisarios orientales me miraban con los ojos inyectados en sangre, como si se les estuviera descubriendo el negocio que hay bajo este sistema global de las artes.

El título del encuentro era "Dónde es el arte contemporáneo?". Y mi intervención estaba situada en una sección titulada "Nuevos desarrollos del arte en Latinoamérica". Es decir, que la cosa prometía ya desde el principio. Pero al final no ha habido posibilidad de discutir. Y eso no ha estado mal del todo. Mi conferencia era la última, y después, Peter Weibel inauguraba exposición. Así que no ha habido posibilidad de réplica. Sin duda, algo ha quedado, aunque sea la indignación.

De todos modos, y fuera de estos desvaríos artísticos, de lo que tengo gana ya es de centrarme un poco y volver a Murcia durante una temporada. La verdad es que he encadenado una serie de viajes que me tienen ya casi desorientado. Entre viaje y viaje, necesito tiempo para recuperarme. Tiempo que no tengo, y que no sé si podré encontrar. De momento, voy a dormir, que ya va siendo hora.

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Comentarios

  1. Olé tus co...lgantes, MAHN. En tiempos en que el elogio de lo español se asimila, para no pocos merluzos 'progresistaspensantes', a la apología del Holocausto, vas tú y les pones los puntos sobre las íes a tanto gurú de chicha y nabo que parecen sacados de uno de los happenings de la Factory de Andy Warhol. Y no contento con eso, denuncias (a modo del Nazareno que expulsó a latigazos a los comerciantes del templo) la onerosa patraña comercial te-vendo-la-moto en la que no pocos están convirtiendo el arte contemporáneo. Lo del careto de los orientales allí presentes es fácil de explicar, porque bastantes están acostumbrados no sólo a darnos gato por libre sino también rata por pollo o pato en algunos de sus restaurantes. Seguro que en ese glorioso momento para la cultura de Occidente (o al menos pa la murciana, pij...) debiste sentirse tan grande como aquel desvergonzado niño que se atrevió a decir que veía al emperador en pelotas por mucho que todos se empeñaran en felicitarle por su nuevo (e invisible) traje. ¡Soberbio! Parafraseando al incalificable coronel Kilgore de 'Apocalypse now': "Aquel discurso en Karlsruhe no olía a napalm... olía a victoria". Te has ganado a pulso un buen descanso en Murcialand.

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  2. buenas noches y un aplauso, m.à






    r.

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