Novela
Llevo unos días de aupa, de un lado para otro, cargando con las agujetas esgrimeras y acabando textos a la carrera, sin apenas tiempo ni para decir lo saturado que estoy. Esta noche, hablando sobre la necesidad de escribir a deshoras para llegar a cumplir plazos, el maestro Shushi de anguila me ha comentado que Idefonso Falcones, el autor de La catedral del mar, escribió su novela levantándose todos los días una hora antes. Robando horas al día. Así salió, es lo primero que he pensado. Pero luego de camino a casa me ha ido surgiendo el gusanillo y he tomado una determinación para emprender mi novela, que la voy posponiendo día tras día. He pensado que la única manera de obligarme es ir publicándola online, capítulo a capítulo, o fragmento a fragmento. De esa manera, irá creciendo poco a poco, y también, de modo progresivo, podré ir viendo si va o no por buen camino.
Mi problema mayor es la impaciencia. Soy incapaz de emprender proyectos a demasiado largo plazo. Ponerme ahora con una novela y publicarla al acabarla implicaría mucho tiempo en blanco. Meses, quizá años. Sin embargo, la publicación fragmentaria en un blog cambia mucho las cosas. Deja de ser un trabajo a largo plazo, para convertirse en algo casi inmediato. Así que lo que haré, cuando saque un minuto para hacerlo, es crear un blog e ir subiendo capítulos poco a poco. El título de la novela ya lo di en otra ocasión, y ahora me cercioro: El libro de los durmientes.
Mi problema mayor es la impaciencia. Soy incapaz de emprender proyectos a demasiado largo plazo. Ponerme ahora con una novela y publicarla al acabarla implicaría mucho tiempo en blanco. Meses, quizá años. Sin embargo, la publicación fragmentaria en un blog cambia mucho las cosas. Deja de ser un trabajo a largo plazo, para convertirse en algo casi inmediato. Así que lo que haré, cuando saque un minuto para hacerlo, es crear un blog e ir subiendo capítulos poco a poco. El título de la novela ya lo di en otra ocasión, y ahora me cercioro: El libro de los durmientes.
Hace año y medio nació en España la Asociación de Escritores Noveles (también abarca Latinoamérica) que pretende dar salida a escritores nuevos y ayudar a otros que ya estén algo inciados. Quizás te interese saber de que va: www.aen.es
ResponderEliminarMAHN, ya quisiera ser yo maestro en algo aparte de lo que es cocinar el guacamole o el magret de pato, que, francamente, me salen de rechupete (estáis invitados WOMAHN y tú cuando os apetezca, claro). Pienso que en Internet (y conozco casos espeluznantes en ese sentido) hay más piratería que en el estrecho de Makassar o la costa de las Molucas, sin contar con los Bryce Echenique de turno. Mi consejo es que escribas tu novela, ya sea a lo falcones o a salto de mata, que tanto da; la lleves al registro y, sólo entonces tengas la tentación de colgarla en Internet. En caso de choriceo, la Esgae, capitaneada por el mismísimo Teddy Bautista, pondrá toda su artillería de tu parte, y te conseguirá una indemnización que posiblemente te permita retirarte a vivir de las rentas a una isla del Egeo.
ResponderEliminarFue un placer compartir mesa, mantel, rioja y conversación anoche. Que se repita pronto
Un consejo a tu Novela, engáñate (como haces todos los días) y créate una página interna en tu Mac, cada mañana que no tengas resaca le das un poco de caña al teclado y sin darte cuenta tendrás terminado el libro sin que las Ana Rosa de turno te plagien.
ResponderEliminarQuedas advertido, si lo publicas en el Blog, seré la primera en copiarlo e intentaré venderlo donde pueda.
juanita
Yo tengo una idea parecida, pero por razones intrínsecas a la naturaleza de la propia obra que se revelarían al final, completando un puzzle nada original pero si desusado en la actualidad. Al final soy un poco de la opinión de Anónimo (por cierto ¿eres pariente de la célebre saga de autores del Cantar del Mío Cid, el Lazarillo de Tormes y tantas otras?), es casi mejor (re)crear la virtualidad en la realidad del interior del ordenador, y ya luego lo dejas escapar todo cual bandada de pajarillos.
ResponderEliminarClaro, que tb tiene su aquel por una vez tener que deberle algo de agradecimiento a Ramoncín y cía.