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Empezando

Primer día de clase. Buenas sensaciones. Después de más de un año en blanco, parece que no se me ha dado tan mal.

Siempre he tenido una relación contradictoria con la docencia. Lo mío es leer y escribir, y me cuesta horrores tener que hablar en público. Disfruto mucho más encerrado en la habitación que frente a los demás. Pero, al mismo tiempo, con la docencia (cuando sucede de verdad) hay una extraña satisfacción por el conocimiento transmito que no es igual a la de la escritura. La escritura pone en suspenso la recepción. Es un futuro, un deseo (aunque se goza al escribirla). Pero la comunicación oral produce la recepción al instante. La sensación de estar comunicando, de transmitir es mucho más acentuada que con la escritura. Es posible ver el efecto del conocimiento en el otro, en sus ojos brillantes y en su cara de sorpresa.

Creo que siempre he dicho que no me gusta dar clase. Pero confieso que es una pose. Me encanta. En el fondo, disfruto muchísimo. Eso sí, cuando hablo de lo que me gusta y tengo la sensación de que el conocimiento se transmite realmente. "Hacer saber", mostrar caminos, alumbrar zonas oscuras... quizá sea una de las tareas más dignas que aún hoy se nos puede encomendar.

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Comentarios

  1. Los actores siempre dicen que obtienen más satisfacción en el teatro que en el cine o la TV por ese contacto directo con el público, por la inmediatez de la reacción, de la respuesta... así que, querido mahn, lo tuyo no es sino puro teatro.

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