Ir al contenido principal

Mario Bellatin

Desde hace aproximadamente un mes, he comenzado a hacer crítica de libros en el suplemento cultural El faro de las letras. Como fuera de Murcia es díficil de conseguir, en adelante postearé algunas de las críticas que vaya realizando. Aquí va una de ellas.

Mario Bellatin, El Gran Vidrio, Barcelona, Anagrama, 2007.

Muchas son las obras que, en el ámbito de la literatura latinoamericana, han partido de la experiencia artística de Marcel Duchamp como herramienta de construcción textual. Octavio Paz, Cortázar y toda una larga tradición narrativa de la que, sin lugar a dudas, Mario Bellatin (México, 1960), uno de esos escritores que mejor se acomodan al término ‘raro’, es heredero. El Gran Vidrio, desde su título, homónimo de la obra maestra de Duchamp, hace explícitas las relaciones con el mundo del arte, que ya pudimos comprobarlas en una obra como Lecciones para una liebre muerta, que retomaba la experiencia de Joseph Beuys. Tales relaciones no tienen que ver con el contenido –ningún artista aparece en el libro–, sino con el modo de construcción, con lo que se encuentra en la base de la creación del propio texto: imágenes, momentos, contradicciones, lógicas aberrantes, etc.

Bellatin es escritor de recorridos cortos. Novelas breves, relatos, textos que se encuentran en terreno de nadie. Con Bellatin uno siente que se encuentra ante literatura pura, ante la escritura por el arte de la escritura. No importa lo que a uno le cuente, lo interesante es el modo de contarlo. En este sentido, se ha dicho en más de una ocasión que la unidad de significado más importante para Bellatin es la frase. Y es cierto. El texto se construye frase a frase, como diría Donald Judd, “una cosa detrás de la otra”, con pequeñas pinceladas, como es propio de la cultura posmoderna, partiendo de la solidez y autonomía del fragmento para llegar a un todo complejo y contradictorio que nunca puede sustituir a la trama fragmentaria. Literatura posmoderna en estado puro.

El Gran Vidrio está compuesta por tres pequeñas novelas cortas. Tres textos en apariencia inconexos pero que, al final, parecen confluir en lo que podría ser una biografía inventada del autor. En el primer fragmento, compuesto a partir de frases autónomas, una especie de niño-reliquia de grandes genitales cuenta su extrañamiento ante un mundo que no llega a comprender del todo, un mundo, sin embargo, en el que él es el centro aglutinador de la vida de un gran número de personas. Sin lugar a dudas, se trata del texto más brillante del libro. En el segundo, mucho más flojo, ‘La verdadera enfermedad de la sheika’, Bellatin construye una identidad en torno a la fe musulmana y a las contradicciones que esta religión puede tener al enfrentarse a los tiempos modernos. Y, por último, en ‘Un personaje en apariencia moderno’, nos encontramos con una historia cotidiana donde las fronteras entre el autor y el protagonista se vuelven difusas. Quizá sea este último texto donde con más claridad se observa ese arte de la ocultación que tanto nos podría recordar a autores como Enrique Vila-Matas.

El autor desaparece en la ficción, pero al mismo tiempo se construye a partir de ella. El autor se oculta y, a la vez, muestra algo de sí. Sus construcciones autobiográficas mantienen una interesante tensión en la que el autor aparece por momentos para luego desaparecer, como ese juego que Freud reconoce en su nieto, el fort/da, el ahora estoy/ahora no estoy de los niños, que nos habla de la tensión entre ausencia y presencia, entre perder y recuperar. Se podría decir que en la literatura de Bellatin uno tiene esa sensación: nadar en medio del océano avistando tierra de vez en cuando, tierra que no siempre es cierta y que, muchas veces, es producto de un espejismo.

[Publicado en El faro de las letras, Murcia, 8 de junio de 2007]

Comentarios

  1. Definitivamente lo que importa es la forma de contar una historia. Las palabras, las frases. Como decía Vila Matas, se puede hacer literatura de cualquier cosa y Bellatin lo hace muy bien.

    ResponderEliminar
  2. Hola:

    Pues yo opino un poco parecido a lo que publicas en tu blog sobre El Gran Vidrio de Bellatín, salvo que... bueno, mejor te mano el link de mi blog sobre algo que escribí sobre Bellatín. http://askarimateos.blogspot.com/2008/03/el-gran-vidrio-de-mario-bellatn.html

    Recibe un abrazo y en horabuena por tu blog muy interesante, te pondré un link en el mío.

    Saludos desde el DF

    ResponderEliminar
  3. si, si muy bien con la forma y el fondo?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario