Mitologías blogger

Leo a Bolaño y a Vila-Matas, y, cuando hablan de las reuniones de escritores y de los cafés literarios, se me hace la boca agua al pensar en ese modo de compartir la literatura, en ese mundo extraño en el aparecen todo tipo de personas: escritores que no escriben, excritores, noveles, freaks de la literatura... Y me pregunto si ese mundo de tertulias y cafés, si ese lugar de los escritores no se habrá desplazado hoy a sitios del ciberespacio como los blogs. Quizá lo que estamos haciendo en este momento es una cierta tertulia literaria. Seguramente no tenga el glamour o el aura de los cafés parisinos, pero, desde luego, también es un mundo extraño. Sin duda, nuestro lugar hoy es la conexión de la pantalla. Y creo que, como escritores de una nueva época, para vencer a los cafés parisinos, debemos “aurizar” la pantalla. Dotar de un imaginario y de una mitología a internet. Una mitología y un imaginario que todavía nos es demasiado ajeno.

El otro día escuché a Vila-Matas decir que se había hecho escritor después de ver La notte de Antonioni. Escribía por el rol social de escritor: vestido de negro, solitario, con el sonido de la máquina de escribir en el oído y la desesperación en el corazón... Las cosas hoy han cambiado. Y es necesario preguntarse: ¿Cómo ser escritores en red? Quizá sea necesario inventar o crear un rol del internauta-escritor. Está creándose, está surgiendo... pero aún falta la mitología. Ésa es nuestra tarea. Convertir el alcohol, la máquina de escribir y el tabaco en el ratón, la pantalla y el teclado. Sustituir el martilleo de la máquina por los clicks del ratón, y los papeles arrugados, por el Control+Z.

Nunca he sido un fanático de la cultura.net, más bien todo lo contrario, un reaccionario. Pero está claro que las cosas ya no son como antes, y, si entendemos, como yo lo hago, la literatura como nostalgia, hemos de tener también claro que trabajaremos mejor con un imaginario nostálgico. Hasta ahora el imaginario de internet había sido el de la ciencia, el del entretenimiento, el de las nuevas experiencias de comunicación, y también el del surgimiento de comunidades... Pero ¿será posible la transformación de la mitología del escritor solitario? Yo creo que sí. Nos toca hacerlo a nosotros. Y en esto deberemos perseverar.

Mi solución, de momento, es pensarnos desde el futuro. Hacer ejercicios de “retrología”. Y es que verse en el pasado ya tiene cierto aura. No hay más que mirar atrás y pensar en los viejos ordenadores de las películas; ahí hay cierta mitología. Cuando escribo, me pienso desde un futuro que está por llegar, y pienso en la obsolescencia de nuestra tecnología, en la precariedad de nuestras posibilidades... pienso en que estamos empantanados y que, en el fondo, apenas podemos salir del abismo, y que nuestras pantallas y nuestras conexiones apenas han evolucionado. Pienso que nada sirve de nada y que, aun así, debemos intentarlo, en precario, en blanco y negro, desde la obsolescencia.

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