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Inadecuación y cambio

En «El libro de los Pasajes», al analizar el modo en el que en las primeras construcciones de la modernidad y los nuevos materiales y técnicas se vinculaban a las viejas formas –los órdenes clásicos y las estructuras arquitectónicas del pasado–, Walter Benjamin observaba que la clave de esta inadecuación estaba en que el vidrio y hierro habían llegado demasiado pronto y que no se sabía cómo operar con ellos. Aludía allí a Ernst Bloch y a su idea del «todavía no es», –nunc stans–, para sugerir que aquellas formas eran la anticipación de un tiempo que estaba por venir y todavía no había llegado del todo. Por eso se preguntaba: «¿cómo y cuando los mundos de formas surgidos en la mecánica, en el cine, en la construcción de maquinaria y en la nueva física, que nos han subyugado sin ser nosotros conscientes de ello, nos mostrarán con claridad lo que les es de suyo natural?».

Hoy estamos en medio de una de esas grandes inadecuaciones: Internet y las nuevas tecnologías informáticas. Nos encontramos en medio de un cambio de modelo, pero no todos lo han sabido advertir. Y muchos siguen pensando esta tecnología con los viejos esquemas, igual que los arquitectos del hierro pensaban sus edificios según las posibilidades y formas de los antiguos materiales y técnicas. Quizá Internet haya llegado demasiado pronto y aún no estemos preparados para lo que realmente supone. ¿Cuándo nos mostrará con claridad «lo que es de suyo natural»? Desde luego no ahora. No mientras los conductores de carros pongan las normas a los automóviles, los monjes copistas a los impresores o los pintores a los fotógrafos. No mientras quienes los que dictan las reglas del juego no se den cuenta de que las fichas y el tablero han cambiado hace ya bastante tiempo.

[Publicado en La Razón, 27/01/12]

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