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Hacia el fin

Hoy es un día histórico. A la noticia del final del régimen de Gadafi –y su muerte– se ha sumado la del cese de la violencia por parte de ETA. Más allá de otras consideraciones, son noticias por las que merece la pena brindar –menos por la muerte de alguien, aunque sea Gadafi, que por el fin de las muertes de tantos–. Así que ya mañana habrá que reflexionar sobre todo ello con detenimiento, pero hoy hay que celebrar. Muchos dirán eso de no echar las campanas al vuelo. Pero creo que sí es para echarlas, y mucho. Mañana quizá haya que tirárselas en la cabeza a más de uno, pero hoy simplemente celebremos. Celebremos de modo agridulce, sin olvidar a las víctimas, sin olvidar estos años. Pero no pretendamos que el escepticismo lo tire todo por tierra. No es el final, pero es un paso tremendamente importante para el final. Es algo muy grande. Mucho más que la copa de Europa y el ascenso a primera división. Y si no lo celebramos y le damos a la noticia la importancia que merece, si nos quedamos viendo Telecinco y seguimos con lo nuestro como si nada hubiera pasado, es que realmente estamos todos fuera de juego.

Comentarios

  1. No se donde encontrarte, pero al final te encuentro, me uno a tus comentarios sobre los dos acontecimientos del día 20, yo les pondría un titular “Vida y Muerte”.
    Vida. ETA que durante más del cincuenta por ciento de mi vida me ha preocupado, creí como la mayoría que con la entrada del periodo Constitucional desaparecería, pues no, tuve esperanzas que con el primer gobierno socialista renunciarían a sus crímenes, tampoco fue así, y ahora no desaparecen pero al parecer renuncian a matar y optan por el rendimiento político de sus gentes, bienvenido sea el hecho y medalla para quienes lo han logrado.
    Muerte. Durante años habíamos deseado gran parte de las gentes de mi generación la muerte del terrorista Gadafi, tildamos de inútiles a los americanos que no eran capaces de volar sus ostentosas jaimas, quedamos anonadados cuando gracias a su petróleo, todos los dirigentes mundiales lo trataran de hermano y para hacerle la pelota dejaron que en las puertas de sus mansiones Gadafi pusiese sus jaimas. Sin embargo aquellos miles que deseábamos su muerte hemos quedado asustados ante la nueva democracia, la del tiro en la sien y el remate en el estómago, no ha gustado a casi nadie el asesinato sin juicio, me pregunto ¿no se habrá cambiado la seda por el percal o al revés?
    Emilio

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