Cada día busco una nueva película a la que se parezca la vida en Williamstown. Aquí he mencionado Fargo, Twin Peaks, El Show de Truman o incluso Doctor en Alaska. Puede parecer un poco paranoico, pero se trata de una manera de buscar referentes para dar un sentido (imaginario, por supuesto) a todo lo que me rodea. Y después de casi un mes perdido en las Nieves de Nueva Inglaterra, creo que he encontrado el film que está detrás de la experiencia de el pueblo: The Village (El Bosque), la película de M. Night Shyamalan que nos habla de la utopía de una comunidad perfecta. No es que sea una maravilla de película, ni mucho menos, pero tiene una serie de hallazgos que merece la pena destacar y que aquí se están cumpliendo al pie de la letra. Uno de ellos, por supuesto, es el de pensar que la comunidad como una isala, un universo paralelo en el que todo adquiere sentido por sí solo. Se trata de vivir como si no existiese nada más allá del pueblo, como si el pueblo fuera el único mundo posible. Esto, por supuesto, es exportable a EE.UU. en general, un país que vive como si fuera un mundo aparte.
Pero quizá lo que más llama la atención de la tesis de El bosque, es que la comunidad perfecta, en ese deseo de constituir un mundo aparte, sólo puede subsistir si se reprimen los deseos y se eliminan los miedos. Es decir, si se elimina la necesidad de cambiar lo que se tiene y la posibilidad de que eso que se tiene se venga abajo. En El Bosque, como también sucede en el Paraíso, deseo y temor son las manchas que perturban la perfección y conducen al desastre. Pero deseo y temor son las cosas que, precisamente, nos hacen humanos. Una sociedad que no sepa cómo articular los deseos y los temores es una sociedad ilusoria que en algún momento acabará en el desastre. Esto, que aquí se ve a la perfección, sucede hoy en nuestro mundo global. De eso trata en el fondo la película de Night Shymalan, de que los árboles no nos dejan ver que el bosque ya es todo. Y sobre todo que, como no sepamos cómo cuidar lo que tenemos y cómo asimilar que hay cosas que no podemos tener, los resultados pueden ser seriamente catastróficos.
Pero quizá lo que más llama la atención de la tesis de El bosque, es que la comunidad perfecta, en ese deseo de constituir un mundo aparte, sólo puede subsistir si se reprimen los deseos y se eliminan los miedos. Es decir, si se elimina la necesidad de cambiar lo que se tiene y la posibilidad de que eso que se tiene se venga abajo. En El Bosque, como también sucede en el Paraíso, deseo y temor son las manchas que perturban la perfección y conducen al desastre. Pero deseo y temor son las cosas que, precisamente, nos hacen humanos. Una sociedad que no sepa cómo articular los deseos y los temores es una sociedad ilusoria que en algún momento acabará en el desastre. Esto, que aquí se ve a la perfección, sucede hoy en nuestro mundo global. De eso trata en el fondo la película de Night Shymalan, de que los árboles no nos dejan ver que el bosque ya es todo. Y sobre todo que, como no sepamos cómo cuidar lo que tenemos y cómo asimilar que hay cosas que no podemos tener, los resultados pueden ser seriamente catastróficos.
¡Habrá que ir a Williamstown! O si no, con los referentes que has dado, bien se puede construir un relato. Feliz estancia en el film! Salut.
ResponderEliminar1º Te envidio hasta los huesos...
ResponderEliminar2º "El bosque" es un películón y en breve, espero hacértelo saber....
2º Y aunque nunca he pisado Nueva Inglaterra, cuando se menciona esa zona no puedo evitar acordarme de Lovecraft... ¿se respira su espíritu allí?
El miedo es justamente lo que nos hace aferrarnos a lo que tenemos, sea esto lo que fuere. Y esto suele suceder porque no sabemos vivir en el cambio. Deberiamos comprender más, para aprender a vivir con la muerte y siempre en el filo de la navaja. Donde sólo las cosas importantes tienen sentido.
ResponderEliminar"... sólo puede subsistir si se reprimen los deseos y se eliminan los miedos". Serán si se "fomentan" los miedos, ¿no?
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