Ser múltiple
Siempre he tenido conflictos con mi nombre. La primera crítica de arte que publiqué salió como escrita por un tal "Á. Martínez Navarro". Después, en varios diplomas fui Mª Ángeles Hernández Navarro. Durante un tiempo fui Miguel Navarro, como el ex-alcalde de Lorca. Y las permutaciones con mi apellido han sido de las más variopintas. Por eso decidí poner el guión entre mis dos apellidos, para evitar el baile de nombres. De todos modos, parece que no hay remedio. Sin ir más lejos, llevo toda la tarde colgado al teléfono intentando aclarar a ARCO que Miguel Á. Hernández, Miguel Hernández-Navarro, Miguel Ángel Hernández y Miguel Ángel Hernández-Navarro son la misma persona. Lo bueno del caso es que, como en otros años, me han enviado cuatro pases VIP, cada cual a una versión de mi nombre. Pero para eso he tenido que soportar que, desde bien temprano, me hayan estado llamando para que confirme mi asistencia a la cena del miércoles. Cada vez que llamaban, yo decía que iba a ir. Hasta tres veces. Pero a la cuarta me he cansado y he dicho que no podía ir, que me venía mal. Ha sido entonces cuando la he liado parda. Al rato me han llamado desesperados. Al final habían atado cabos (el número de teléfono, la misma voz) y habían concluido que era la misma persona. Pero la respuesta los había despistado. Había algo que no cuadraba. Uno de mis yos no iba a la cena, los otros tres, sí. Así que han vuelto a llamar para ver quién de mis yos tenía razón. La llamada ha sido surrealista. He tenido que decir que, aunque la mayoría quería ir, mi Super-yo, es decir, el del nombre más largo (Miguel Ángel Hernández-Navarro), había decidido por todos los demás, y que para no crear un conflicto de identidades había decidido no ir. Y que si cambiábamos de opinión ya se lo haríamos saber.
Vaya lío; permanezca unido, sin fisuras existenciales.
ResponderEliminarUn saludo.
Para mí siempre serás Miguel Ángel Hernández Amarao.
ResponderEliminar¡ Qué genial entrada, tan sencilla y bien contada!
ResponderEliminarA mi me pasa algo parecido con mi nombre, pero es largo de contar.
Ya me dirás cómo te va por ARCO, después de leer mi opinión al respecto...
Un abrazo
Yo suscribo el comentario de Mery... y recuerdo una pintada que se veía en cierta pared desconchada de "Nostalgia": 1 ≠ 1
ResponderEliminarMacho lo que me he reido...jsajaja
ResponderEliminarYo si quiero ir a la cena, mandame una de las invitaciones, cualquiera de ellas. Muy divertido. A mi a veces me han puesto el segundo apellido delante del primero, pero ¡ojo! en un Banco, eso ya es mas serio.
ResponderEliminarJAJAJAJAJA...Alucinante...menos mal que sólo tienes un apellido compuesto, que si llegas a ser un vasco de esos de linaje arzalluziano, son capaces de invitar a media Euzkadi a la cena esta...disfrute usted de sus desfiles de gafas arqueros...
ResponderEliminarSé todos como los cetáceos. Un gran cuerpo nadando en un mar de contextos.
ResponderEliminarMuy linda la entrada.
No tan linda es mi actitud desde aquí: autobombo, casi un proselitismo de mi propio partido (partido: como su nombre lo indica, es el problema de tu post en el plano político): invito a los lectores de este blog a seguirme a aquel donde todos los días saco la única tira cómica sin dibujante:
www.humorgrafo.blogspot.com
Pasen, vean y comenten (y si quieren recomendar y seguir, mucho, pero mucho mejor).
Saludos a todos que todos son uno como uno es todos con guiones y más.
Esta historia es digna de una película de Woody Allen. Creo que tu problema no tiene remedio. Vas a tener que hacer como Prince y dejar de tener un nombre para identificarte con un símbolo... Claro que, cuando él lo hizo, a la hora de nombrarlo decían "el cantante antes conocido como Prince"...Contigo sí que se armaría el lío definitivo: "el intelectual antes conocido como Miguel Ángel Hernández Navarro, Miguel A. Hernández-Navarro, etc...
ResponderEliminar"¡No seáis ni uno ni
ResponderEliminarmúltiple, sed multiplicidades!"