Agradable

Al final, la presentación salió bien. Sin haber preparado absolutamente nada, el acto quedó bastante equilibrado. El contexto era inmejorable: la magnífica exposición de Javier Pérez. 

Por momentos la cosa tomó un tinte a medio camino entre la boda y el funeral. Al Aria da capo que bailaban unos esqueletos y el tañir de campanas negras, se sumaba la mesa con el libro abierto y unos guantes blancos para poder pasar las páginas. Fue entonces cuando el discurso de José Jiménez, en tono solemne, argumentó que lo que había en el libro era una historia de amor. De amor y muerte. Entre imágenes y textos, entre los personajes de la historia, e incluso entre el artista y el escritor. Así las cosas, al final de mi intervención no tuve más remedio que pedir en matrimonio a Javier Pérez.

La verdad es que fue un acto emotivo. Y sobre todo me dio la oportunidad de encontrarme con algunos amigos, sobre todo con Fernando Castro, convaleciente de su larga conferencia y, sin embargo, de una pieza. 

Por otra parte, el libro ha quedado (y queda feo que lo diga yo) fantástico. El diseño, el papel, las serigrafías... incluso el texto. Confieso que me siento un auténtico privilegiado. Y no puedo sino estar más que agradecido a todos los que lo han hecho posible (que no son pocos).

Comentarios

  1. ¿Tiene ya Diego Marín el libro?
    ¿Habrá presentación en Murcia?

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  2. Ay, y lo más importante... ¿te aceptó la propuesta de matrimonio?

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