Brevemente antologado

Logro acabar por fin el texto sobre Manu Muniateguiandikoetxea para la expo de La Conservera. Hacía tiempo que no aprendía tanto. Como decía en el post anterior, me he logrado meter de lleno en el constructivismo. Y he disfutado como un niño con Rodchenko y compañía. Pero me he encerrado tanto, que no he tenido tiempo de dar cuenta de algunas cosas que me han ido sucediendo durante la semana. Por quedarme con la mejor, ha llegado ya a mis manos el libro Por favor sea breve 2, la antología de microrrelatos que ha editado Clara Obligado en Páginas de Espuma. En las páginas de este libro se recoge lo mejor de este género contemporáneo, con autores como Ana María Shua, Fernando Iwasaki, Hipólito G. Navarro o Andrés Newman. Curiosamente, y casi por accidente, se ha logrado colar una microficción mía, "Destino", un pequeño cuento de fantasmas sobre violencia doméstica que la editora ha escogido del libro Demasiado tarde para volver. La verdad es que para mí es todo un honor verme rodeado de estos escritores y compartir espacio con algunos de los grandes maestros del género.


Salvando mi contribución, que es una de las más prescindible, el libro está lleno de pequeñas joyas. Es una de esas cosas que merece la pena comprar y degustar una y otra vez. Esta literatura portátil y mínima se ha convertido en los últimos tiempos en uno de los géneros que has ha evolucionado. Microrrelato, minificción, minicuento, ficción hiperbreve... no parece estar demasiado claro cómo nombrar este género literario. Lo único cierto es que transita entre el aforismo, la poesía, el haiku y el relato llevado a su mínima expresión (y a su máxima condensación). Lo que sí parece cada vez más claro es que, de un tiempo a esta parte, su uso se ha extendido hasta límites insospechados. Quizá los ‘tiempos que corren’, rápidos y veloces, en los que apenas tenemos un momento para sentarnos a leer, han contribuido al éxito de las fórmulas breves. Y quizá por eso muchos son los escritores que han comenzado a cultivar este género ya no de modo subsidiario, como un apunte o un divertimento, sino como un fin en sí mismo. Frente a la hegemonía de los tochos vampíricos y las trilogías infumables, yo me quedo, sin duda, con el microrrelato y el universo íntimo y fugaz de la "nanoliteratura".

Comentarios

  1. Es verdad que estos tiempos corren. Mucho más que otros. Por esa razón, y por algunas más, yo también me quedo con los cuentos, en su extensión micro o en la tradicional. Sin embargo, en una ocasión te leí que los cuentos parecían interesar únicamente a la gente preocupada por la escritura, más que a los meramente lectores. Si de verdad es así, es una pena; para los meramente lectores, claro. Y por supuesto, enhorabuena.

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  2. El microrrelato deshace jerarquías (las que nacen de las ocupaciones especializadas, como la escritura), quizás. (En las distancias cortas... los escritores se la juegan.) Etc.

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  3. La verdad es que un cuento, cuando está bien escrito, puede contener los elementos indispensables que pueden aparecer en una novela y a la vez mantener la tensión (en las novelas la acción suele caer en algún momento). Prueba de ellos son los magistrales cuentos de Cortázar, quizá no el mejor ejemplo porque también fue un gran novelista. No obstante yo también creo que, al menos en nuestro país, el cuento no es un género muy bien tratado.

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  4. Hola, Miguel Angel, gracias por tus comentarios. La selección de los cuentos ha sido muy difícil, y el tuyo se ha ganado su lugar no por casualidad, sino porque me gustó mucho. Enhorabuena, y un abrazo, gracias por tu escritura, Clara Obligado

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