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Mostrando entradas de diciembre, 2008

Adiós

Se va, por fin, 2008. Año jodido, bueno en lo profesional pero terrible en lo familiar. No sé lo que deparará el futuro. Creo que sigue vigente el relato del último post del año pasado: "Estamos llegando. Ya sabes lo que hay que hacer. Cierra los ojos y no hagas caso a nadie. Y sobre todo, oigas lo que oigas, no pares de correr."

Admiración

Como no podía ser de otro modo, he cogido la gripe, o algo que se le parece mucho. Es la excusa perfecta para no moverme de casa y seguir trabajando sobre Robert Morris . Para hablar de la suspensión en la visión, hoy he vuelto sobre los textos de Jonathan Crary acerca del problema de la atención en la modernidad. Cuanto más los leo, mejores me parecen. Elegancia académica en estado puro. La verdad es que estos días vuelvo a descubrir el placer de la admiración. Un placer que encuentro con más frecuencia en los libros que en la vida exterior, que me decepciona día tras día.

Noche feroz

Día raro. Cansado, sin fuerzas, somnoliento. Llego a casa y, sin cenar, caigo rendido en el sofá. Me meto en la cama y, antes de apagar la luz, le echo un ojo a La noche feroz, una novela de Ricardo Menéndez Salmón que tenía esperando para hincarle el diente. No puedo evitar leerla de un tirón. Su escritura de nuevo me maravilla. Por eso me levanto y escribo esta entrada, conmovido por el uso de la palabra, la violencia contenida, la profundidad de lo que no se acaba de decir... Un gran escritor, sí señor. Envidia sana. Y admiración sincera.

Inocentada

Este ha sido un año colmado de felicidad. Por fin he podido dejar de lado la melancolía. ¿La familia? Bien, gracias. ¿La Navidad? Alegre, como todos los años. ¿El mundo? Todo paz y armonía.

Improductivo

Llevo unos días en los que apenas me puedo concentrar. La Navidad me está afectando más de lo que había pensado. Estoy melancólico y tengo la cabeza llena de pensamientos que me alejan del lugar en el que estoy. Me siento ante el ordenador y no se me ocurre nada que escribir. Esta mañana he enviado la crítica de El faro de las letras y apenas he podido pasar de una página. Ahora tenía que estar acabando el texto para el Premio de Pintura de la Cámara de Comercio, pero no hay manera. Me siento unos minutos, le doy una vuelta y me levanto. Luego me siento al piano y, entre pitos y flautas, se me pasan las horas muertas. Hoy me ha dado por bajarme partituras de Coldplay. Ahora estoy con «Viva la vida», a la que ya le he cogido el tono (yo, y el vecindario entero, que se estará acordando de toda mi ralea). En este estado de aburrimiento productivo, entre ayer y hoy he podido leer Lo infraordinario , una serie de notas magistrales de George Perec, y estoy acabando El boxeador polaco , un li

Navidad y Apocalipsis

Si uno lo piensa bien, la Navidad se parece mucho al Apocalipsis. Más que un tiempo de alegría, parece un tiempo previo al Armagedón. Es el tiempo del gran banquete, de la orgía acústica y lumínica, el tiempo del gasto y el exceso. Comemos hasta reventar como si el mundo fuese a acabarse, cantamos villancicos hasta la extenuación como si estuviéramos espantando algún mal y bebemos hasta perder el sentido para intentar no pensar en lo que se avecina. Es como si lo peor estuviese a punto de ocurrir. Por eso nos aprovisionamos de víveres para varios meses y nos juntamos todos en la casa-búnker familiar, a la espera del momento de la gran demolición.

Literatura express

Mientras finalizo un par de textos, intento acabar también con una de las peores novelas que he leído en los últimos tiempos, El corazón de la materia , de Ignacio García - Valiño . La verdad es que no sé por qué se me ocurrió comprarla. Creo que fue la portada, que me sedujo y dejó expuesta toda mi líbido bibliópata . También el argumento: un científico que trabaja sobre los quarks y, tras la muerte de su mujer, comienza a dudar de la fisicidad de la materia. Un mejunje pseudocientífico y paranormal que, aunque apuntaba maneras, podía dar para una obra entretenida. Pero lo que he encontrado en el interior no tiene nombre. Y me extraña bastante, sobre todo porque García - Valiño es un escritor serio, que lleva a sus espaldas una larga trayectoria. Sin embargo, el libro es una suma de tópicos que no se puede aguantar. Y, además, escrito a la carrera. Eso sí, se lee rápido, aunque sea por la urgencia de terminarlo cuanto antes para no tener la sensación de estar perdiendo el tiemp

Pongamos que todos son tú

Pongamos que todos son tú. Que todos de los que escribes, en el fondo, son tú. O mejor: que tú eres escrito por ellos, por todos de los que escribes, por todos los que te acechan. Todos los que te escriben. Tú eres en ellos. Pongamos que tú eres en ellos. O pongamos que ellos son tu yo. ¿Ellos? Ellos. Todos de los que escribes. Ellos. Los que están ahora ahí, rodeándote, acechándote, mirándote fijamente. Ellos, por supuesto. Todos de los que escribes. Los que te siguen en cada palabra, en cada línea, en cada punto y seguido. Ellos. Los que están ahí. Ahora. En este preciso momento. Ellos, por supuesto. Todos de los que escribes. Pero ¿qué hacen ellos aquí? Estaban ahí mucho antes de que osaras preguntarlo. Ellos, todos de los que escribes. Estaban ahí. Antes. Sentados a tu mesa. Antes de que tuvieras lengua para preguntar, antes de que se inventaran las preguntas. Mucho antes. Antes incluso de que hubiera luz sobre la tierra. Ellos ya estaban ahí. Esperándote. Esperando a ser escritos.

Viajar en el tiempo

En el reparto de bienes, como es tradición en la huerta, a mí me tocó la casa de mis padres, la casa en la que viví hasta hace cuatro años. Es la casa que guarda la memoria de mi infancia y, por supuesto, el recuerdo de mis padres. Tuvieron que pasar casi siete meses para que me atreviese a entrar y a enfrentarme con el pasado. Pero me armé de valor y, al final, lo hice. Como relaté en un post anterior , allí me encontré sus cosas, las cosas de mi madre, esperándola, como si nada hubiese pasado. Fui consciente en ese momento de que nunca podría volver a vivir allí, en ese lugar entre dos tiempos. Tenía que traer la casa al mundo de los vivos. Y yo no podía hacerme cargo. Por eso la ofrecí a unos vecinos que buscaban un hogar. No la quería alquilar, sólo prestarla durante un tiempo indefinido. Lo único que les pedí fue que la cuidasen como si fuera suya. De esto hace unos meses, y lo cierto es que parece ser que están cumpliendo su palabra. La casa vuelve a estar viva. Y anoche tuve la

Cumpleaños

20 de diciembre. Otro día de añoranza. Mi madre cumpliría hoy setenta y cinco años. Llevo casi toda la semana soñando con ella y con mi padre. Supongo que es una forma de hacerlos presentes en estos días en los que la ausencia se hace más patente. Hace unos años, melancólico por un amor perdido, escribí un pequeño poema: "los recuerdos toman cuerpo y suplantan lo perdido. Yo prefiero seguir añorándote". Hoy prefiero dejarme llevar por el cuerpo de los recuerdos.

Ubicuidad II

Otra noche de ubicuidad. Tres cenas y una entrega de premios. Y de nuevo carreras de un lugar a otro para conseguir llegar a tiempo. Menos mal que llevaba la moto y pude conseguir más o menos acabar con cierta dignidad. No sé cómo ocurre, pero siempre me las arreglo para que me sucedan estos solapamientos. Ayer me preguntaron que cómo lo hacía, que cómo conseguía estar en varios sitios a la vez. Y respondí sin pensar algo que, ahora, creo que no está demasiado alejado de la realidad: "no estoy en ningún lugar". La clave está en no acabar de estar en ningún lugar. Quizá más que de ubicuidad, tendría que hablar de desaparición. Uno sólo puede estar en tres sitios al mismo tiempo si no llega a estar del todo en ninguno de ellos.

Clifford

Excelente el seminario que James Clifford ha impartido en el CENDEAC durante esta semana. De nuevo, como suele suceder con los grandes maestros, un tipo genial. Buena gente en estado puro. Y sobre todo, lúcido y brillante. A través de tres estudios de casos, ha dado en varias de las claves para entender el lugar de lo indígena y lo auténtico en el mundo contemporáneo poscolonial . La historia del Ishi , el último indio de California, fue emotiva y reveladora. Pero la de la tribu esquimal de los alutiiq de Alaska ha sido fantástica: unos esquimales de religión rusa ortodoxa que cuestionaban toda relación esencialista con la autenticidad de lo indígena. Siempre me ha interesado el punto de vista de Clifford . Y en este seminario me he cerciorado de ello. Es uno de los grandes, grandísimos de la antropología. Curiosamente, era la primera vez que intervenía en España, y por lo que poco que le gusta viajar, es probable que sea la última. Una lástima que hayamos sido tan poquitos. Ant

Camino

Resabiado con el mundo en el que había nacido, durante los noventa y cinco años que vivió, aquel hombre robó, violó, odió, asesinó, engañó, estafó y maltrató a todos sus semejantes. Sólo al final de su vida le fue revelado que, en realidad, era el Mesías y había venido a la tierra para redimir los pecados de los hombres. Supo entonces que había elegido correctamente su camino.

El arte de la prostitución

Durante estas semanas hemos trabajado en clase sobre la relación entre arte y prostitución. Aunque a primera vista pueda parecer que nada tienen que ver, si uno lo piensa bien, no es descabellado afirmar que el arte moderno nace en un burdel. Como se sabe, “Las señoritas de Aviñón”, obra fundacional del arte moderno, no representa a unas mujeres de la ciudad de Aviñón, sino a una serie de prostitutas del burdel del Carrer Avinyó, uno de los más frecuentados por Pablo Picasso. Pero incluso años antes, un gran número de artistas modernos vincularon sus obras al universo de la prostitución. Pensemos por ejemplo en algunas obras célebres de Manet como “El almuerzo sobre la hierba” o la “Olympia”. El arte moderno se encuentra indisolublemente unido a la prostitución y al mundo de la noche. Ya el arte tradicional había mantenido una relación constante con la prostitución. De hecho, casi el total de los desnudos femeninos de la historia del arte habían sido desnudos de prostitutas. La idea de

Resaca

Resaca monumental. Segunda cena pre -navideña consecutiva. Quiero acabar temprano pero siempre al final me dejo liar. Anoche: incursión en los bajos fondos murcianos. A las cinco de la mañana me sorprendo a mí mismo en el cuarto oscuro de un antro gay intentando explicar teoría queer a unos individuos que se deleitaban con una escena de sodomía en una peli porno mientras ingerían todo tipo de sustancias. Material literario en estado puro. La condición humana es una fuente de inspiración inagotable.

After Dark: Leer en la oscuridad

Haruki Murakami (Kioto 1949) se ha convertido en la figura central de toda una generación de escritores que han llevado la escritura nipona a la contemporaneidad más radical. Un autor que ha sabido cartografiar como nadie la actual sociedad japonesa, una sociedad global y tremendamente contemporánea. A lo largo de su obra, Murakami ha presentado una sensibilidad extrapolable a las nuevas maneras de entender el mundo derivadas de la postmodernidad occidental. Con una escritura sencilla y rápida, Murakami aparece como un escritor que se mantiene en la frontera entre lo culto y lo comercial, en el equilibrio preciso que permite tener un apabullante número de lectores y, al mismo tiempo, comunicar intuiciones y problemas complejos. After Dark , su última novela, es Murakami en estado puro. Hace algunos meses comentaba en estas páginas el estado de austerización en el que había entrado Paul Auster. Obras como Un hombre en la oscuridad son sólo para los amantes del escritor neoyorkino, que

Lágrimas

En los últimos días he releído De lágrimas y de santo s, una de las obras más célebres de mi amado E. M. Cioran, el maestro rumano del pesimismo. Entre los muchos aforismos magistrales que tiene el libro, he encontrado una frase que define perfectamente la situación del sujeto contemporáneo: “cuando al final de su vida se quedó casi ciego, los médicos imputaron su mal a una sola causa: el exceso de lágrimas”. He pensado mucho en esto. Y he concluido que problemente hoy estemos cegados por las lágrimas. Hemos llorado tanto que apenas podemos ver el mundo. Las lágrimas nublan nuestra visión y no nos dejan ver aquello que sucede a nuestro alrededor. En más de una ocasión he escrito aquí sobre la saturación de la mirada en la sociedad contemporánea. Hemos visto tanto que apenas podemos seguir viendo y emocionarnos con las imágenes. Estamos tan saturados que ya nada nos afecta. Pues bien, a la luz de la obra de Cioran, y en particular de esta frase, la saturación de las imágenes tendría que

Web personal

Al final me he decidido a hacerme una web personal, algo más serio que el blog. Ahí colgaré materiales y textos que, por el formato o la extensión, no puedo subir aquí. De momento, la tengo en construcción y aún sin dominio. Iré subiendo cosas poco a poco, pero he pensado que voy a dejar ya aquí el enlace. Todos los comentarios serán bienvenidos. Para los curiosos, la estoy haciendo en iWeb, el programa de mac para la creación de webs. http://web.me.com/mahernandez/

Reencuentros

Hacía tiempo que no descansaba como lo he hecho este fin de semana. Tiempo de asueto. Leer, dormir, escribir y tocar el piano. Tiempo también de reencuentro con amigos y familia. Y tiempo de reencuentro conmigo mismo. Hacía meses que andaba perdido. Ahora, tras el breve reencuentro, hay que ponerse de nuevo manos a la obra. Queda el último sprint del año. Como siempre, diciembre se presenta cuesta arriba. Mil cosas que entregar que hay que compaginar con mil compromisos que atender. Supongo que es lo que toca, aunque hablando de tocar, este fin de semana me ha hecho pensar de nuevo en la necesidad de encontrar tiempo para ejercer el noble arte de tocarse los huevos.

Ubicuidad

El superpoder que más envidio es el de la ubicuidad. Es curioso que en una serie como Héroes nadie lo tenga. Hiro Nakamura consigue detener el tiempo, pero nadie consigue desdoblarse y estar en dos sitios al mismo tiempo. Nadie... salvo yo mismo, que ayer comprobé que estaba cerca de poseer este don. En medio de esta vida loca, loca, loca, ayer me programaron dos conferencias al mismo tiempo. Y acepté estar en las dos. En otras ocasiones, había quedado con dos personas en sitios diferentes a la vez, o había llegado incluso a tener tres cenas programadas para la misma noche. Y siempre había conseguido salir airoso, aunque cenando tres veces y tomando tres cafés. Pero lo de las charlas me superaba. Tenía que comenzar una antes de tiempo y finalizarla corriendo, y empezar la otra algo más tarde. Y lo más importante: poder cambiar el chip de una a la otra, porque eran temas que nada tenían que ver entre sí. A la primera llegué con tiempo. Pero no pude empezar en hora. La gente se retrasó y

Felicidades

Hoy es el cumpleaños de womahn, también llamada Athena. Como siempre, apenas tendremos tiempo de vernos. Cada vez más la nuestra es una relación a distancia, aunque nunca hemos estado más cerca el uno del otro. No hay nadie en el mundo con quien me sienta como con ella. Es, sin duda, la pareja perfecta. Y además consigue aguantarme. Qué más puedo pedir.

Moyano

Acudo a la presentación del último libro de Manuel Moyano, El experimento Wolberg (Editorial Menoscuarto). Un libro de relatos en el que el autor, según sus propias palabras, deja ver su cara más realista. Aún no lo he leído, aunque mañana lo compro sin falta. De todos modos, mucho tiene que cambiar la cosa para no encontrar ahí a un maestro del cuento. Un escritor al que admiro profundamente. No exagero si digo que es probablemente el mejor escritor que tenemos en Murcia. Un autor que en breve será uno de los grandes (para mí lo es). Os remito a lo que escribí de su último libro el año pasado ( La coartada del Diablo ) . Entre las cosas que he escuchado, me ha llamado mucho la atención un comentario de Moyano sobre el género del cuento que, curiosamente, yo siempre he pensado: que se trata de un género que sólo leen los escritores o aquellos que están pensando en escribir. Salvando algunas (muy pocas excepciones), el cuento es un género que no tiene un lector puro, como sí lo tiene la