Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2020

Medidas

No sé, me pongo a escribir sin saber muy bien de nada. Porque esa es la sensación que tengo –supongo que la tienen todos–, que nadie sabe nada de nada. Se toman medidas, se cierran comunidades y municipios, se imponen toques de queda... se piden sacrificios. Y uno lo respeta todo, o trata de hacerlo, confiando en que todo esto sirva para algo, convencido de que los que mandan saben algo y que algún sentido hay detrás de las medidas. Pero poco a poco, día tras día, uno comienza a desconfiar, a estar cansado de la aleatoriedad de todo. Porque todo suena a arbitrario, a que se hacen cosas porque sí, para probar, también para quedar bien y dar la sensación de que se sabe algo. Y con la ley se elimina muchas veces el sentido común.  El otro día caminaba solo por la calle. Antes de que se iniciara el toque de queda. Volvía a casa de madrugada por las calles de Murcia. No había un alma, las calles estaban desiertas... Y, sin embargo, cuando me bajaba un poco la mascarilla para respirar sentía

Libros gemelos

Por cosas del azar y de los ritmos editoriales, en un mes he publicado dos libros. Son dos libros diferentes y, a la vez, gemelos. El arte a contratiempo reúne los textos sobre arte y temporalidad que he escrito en los últimos diez años. El don de la siesta es un pequeño ensayo narrativo sobre la siesta como un arte de la interrupción que he escrito en unos pocos meses. Un ensayo en el límite de lo académico –por momentos denso y filosófico– y un ensayo ligero y breve que linda con la memoria y la confesión. Dos libros formalmente antagónicos pero atravesados por un mismo impulso y una intuición común: la necesidad de encontrar modos de experiencia alternativos a los ritmos impuestos por la temporalidad capitalista. El arte como resistencia al tiempo moderno. Y la siesta como una especie de arte de la detención. Cerrar los ojos y frenar el tiempo en mitad del día como una suerte de performance o acción que contraviene la lógica productiva del mundo moderno.  De alguna manera, El don

Volver, una vez más

¡Cuánto tiempo sin entrar por aquí! Casi un año hace ya de la última entrada. Ni siquiera subo las entregas semanales de mi diario en La Verdad. Y mira que lo prometí –no sé a quién, quizá a mí, pero el caso es que lo prometí–. No tengo remedio. Pero hoy, no sé por qué, llevo todo el día pensando en que voy a recuperar este espacio. No sé tampoco las veces que lo he dicho en los últimos tiempos. Que lo voy a recuperar, que empezamos de nuevo, que es una pena que este "no (ha)lugar" se pierda. Y esta va a ser una de tantas. Un nuevo comienzo. Otra vez más. También lo escribí aquí: estoy cansado de las redes sociales, del odio de Twitter, del diseño terrible de Facebook... añoro tanto aquellos inicios de la web... Sin megustas, sin reestricciones, sin esa saturación visual que te rompe los ojos, sin la publicidad constante cada tres posts, sin tanta mierda, la verdad. Tal vez sea por eso por lo que hoy me he levantado con ganas de resucitar esto y quitarle las telarañas. Y tamb