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Mostrando entradas de marzo, 2018

Un mes

Hace tiempo que no escribo nada aquí. Llevo unas semanas bloqueado. Me cuesta trabajo incluso escribir e-mails. Comienzo este post y siento ya en esta línea la resistencia del lenguaje. Intento vencerla. Puntuar. Volver a hacerlo. Ganar así tres frases y parapetarme en la inercia, en la forma curva de la escritura que se mueve hacia delante sin saber muy bien cómo.  Salto de párrafo y parece que siento un pequeño alivio. Últimamente sólo puedo escribir en cuadernos. Ahí, es cierto, no ceso de hacerlo. Escribir, por primera vez, para mí mismo. Me obliga la psicóloga a la que, desde hace varios meses, estoy visitando. Escríbelo para ti. Nárrate el mundo. Dale sentido a lo que te pasa. Cuéntate historias para afrontar la realidad. Invéntante un relato en el que las cosas sucedan por alguna razón. Un cuento donde los momentos tirados a la basura puedan ser reciclados y aprovechados. Un futuro en el que este dolor algún día te pueda ser útil.  Con esos relatos, lleno cuadernos que nunca

Tiempo material

El próximo jueves 15 de marzo inauguramos en el Instituto Cervantes de Beijing la exposición "Tiempo material: Procesos, memorias, afectos", que he tenido el privilegio de comisariar junto a Rosina Gómez-Baeza. Es fruto del convenio del Instituto de Industrias Culturales de la Región de Murcia con el Instituto Cervantes.  Estamos emocionados, sobre todo por haber podido contar para la expo con la obra de Tatiana Abellán, Eduardo Balanza, Juanli Carrión, Nico Munuera, Sonia Navarro y Sergio Porlán, artistas que, como otros tantos de la Región de Murcia –y me vienen a la cabeza los nombres de más de cincuenta del más altísimo nivel (ojalá estas acciones sean el comienzo de muchas más en otros lugares)–, se encuentran ahora mismo haciendo unas obras que nada tienen que envidiar al mejor arte internacional. Por eso hemos propuesto una exposición sobre una preocupación fundamental del arte  contemporáneo actual –la materialidad del tiempo como resistencia a la evanescencia del pre

7 de marzo

Diez años ya. Parece mentira. Aún lo parece. Parece imposible. Y sigue siendo verdad. Hoy has vuelto a soñar con ella. Como tantas y tantas noches. Porque una madre sigue siendo una madre. En la ausencia. En la memoria. Es la herida que jamás sana. La cicatriz húmeda con la que aprendes a convivir. El dolor que se incorpora en alma, en los órganos, en la piel, el dolor que también a veces se posa en la sonrisa. En todos los gestos, en todo lo que eres, has sido y serás. Porque una madre sigue siendo una madre. Siempre. Desde el principio, antes de saber nada, antes de estar ahí. Hasta el final, hasta el final del final, hasta que puedas decirte humano. Una madre. Tu madre. La que se fue hace diez años. Diez años que nunca creíste que llegarían a pasar. El futuro del duelo. El futuro de la pérdida. Lo inimaginable. Lo que, a pesar de todo, con suerte, acaba llegando. 7 de marzo. Isabel Navarro. La mamá. Diez años ya. La flecha del tiempo tiene mil puntas.