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Mostrando entradas de agosto, 2007

Vírgenes suicidas

Acabo de ver Las vírgenes suicidas , la famosa película de Sofia Coppola de la que tanto había oído hablar. Hacía tiempo que una hora y media no se me hacía tan larga. Aburrida a más no poder. Para suicidarse. Y los guiños metaficcionales le quedan como a un cura dos pistolas. No he leído la novela de Eugenides, pero todo apunta a que tampoco me va a gustar demasiado. Lo de la hija del gran Coppola creo que es más pose que otra cosa. Lost in translation me pareció correcta, pero se ha sobredimensionado. Y en Mariantonieta no me pilla.

Timbre

Aunque sabe que ya no hay nadie para abrirle, a veces, al llegar a casa, no puede evitar tocar a la puerta. Después de llamar, espera unos segundos, esboza una sonrisa y mete la llave en la cerradura. Hoy parece que las cosas han ido mucho peor de lo que esperaba. Quizá por eso lleva varias horas paralizado frente a la puerta. Y no se atreve a tocar el timbre. ---

Días de finales

Estos son días de finales. Todo parece ir acabándose. He visto el telediario para saber que el mundo sigue a la deriva. De nuevo he tenido la sensación de que las noticias ya no nos informan de nada, sólo constatan que todo sigue yendo mal. Uno las ve no para informarse, sino para cerciorarse de que sigue vivo. Y de que otros mueren. Con la que está cayendo, yo llevo unos días, sin embargo, instalado en la banalidad. Y también vivo días de finales. Pero en otro sentido: - Anoche acabé de ver la última temporada de Perdidos. Una locura. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una serie de televisión, ni siquiera con Prison Break (que llega en septiembre). Cada vez estoy más convencido de que el futuro de la ficción se encuentra en las series. Es el único lugar en el que se puede desarrollar un argumento y una narración de modo completo y profundo. El cine agoniza, larga vida a las series. - Ahora mismo he finalizado La sombra del viento , de Carlos Ruíz Zafón . Al final se arregla

Fútbol

Ha comenzado, por fin, la liga. Estoy como nunca expectante e ilusionado. Y no es para menos. Ayer mi Murcia derrotó al Zaragoza. Con buen juego y muy buenas sensaciones. Durante el partido, se me saltaron las lágrimas en más de una ocasión. Los goles, el juego, el campo casi lleno... La verdad es que hay emociones que difícilmente se pueden conseguir en otro lugar. Sé que esto puede resultar duro de escuchar, pero lo que ayer sentí viendo el fútbol no lo he sentido jamás frente a una obra de arte, ni viendo una película, ni siquiera leyendo un buen libro. La catarsis y el sentido de comunidad tienen lugar en el estadio superan con mucho a otras sensaciones que me provoca la 'alta cultura'. Desde luego, no son incompatibles. Y es posible deleitarse leyendo a Maurice Blanchot y luego explotar de júbilo (o sufrir, que es lo más normal) viendo a tu equipo. De hecho, no es la primera vez que me llevo al campo lecturas 'de contraste'. Otra cosa ya es volver del estadio. A

Eventos

Ayer fue un día de eventos. De lluvias y eventos. A la una y media, tuvimos el privilegio de lanzar el hueso de oliva en el huesódromo mayor de Cieza. Toda una experiencia. Yo no pude superar mi mejor marca (14'48m) y me tuve que contentar con unos rácanos 10'03. No llega a estar mal del todo, teniendo en cuenta que el campeón del mundo no pudo ayer pasar de esta marca. Las condiciones climatológicas adversas hicieron difícil el lanzamiento. A womahn no le fue mucho mejor, y tampoco superó los diez. Eso sí, su lanzamiento fue más mediático. Hemos podido verla lanzar el hueso en el informativo de Antena 3 y en La verdad. Aquí os dejo su silueta silfídica elevándose para impulsar el hueso.

Configuración

Poco a poco me acostumbro al mundo mac . Puede parecer una tontería, pero se experimenta una transformación casi vital. Hasta ahora no me había dado cuenta de hasta qué punto nuestra mente está configurada como una computadora: acostumbrada a rutas y comandos preprogramados que se hacen parecer naturales. Quizá la única diferencia es que nuestra mente no puede ser formateada del todo. Por mucho que uno intente alejarse de los miles de años de preprogramación ideológica y religiosa de la especie, siempre quedan programas de memoria residente. Archivos ocultos que estructuran nuestro pensamiento. De esos no podemos escapar. Al menos de momento. Mientras tanto, nos quedan otras cosas. Aunque quería dejarlo todo estos días, todavía sigo enfrascado con Heidegger y la cuestión de la técnica. No me ha dado tiempo a comenzar a leer bazofia. Pero estoy terminando 'La sombra del viento', que para el caso me sirve. De todos modos, necesito un pequeño escape. Así que ahora mismo salgo

La nueva era

Primera entrada desde el Mac. Amanece una nueva Era. O eso es lo que pensaba. La cosa es más complicada de lo que cuentan. No es tan fácil la adaptación. La mente está configurada casi al modo de un ordenador y le cuesta cambiar sus protocolos. Windows era como mi casa. Y el Word como mis pies y mis manos. Había conseguido la ilusión de llegar a dominar a la máquina. Ahora, sin embargo, la máquina me sobrepasa. Necesita ser domada. Espero que no me haya cogido demasiado mayor. ---

Fin

Y acabé. Ya sólo falta esperar la traducción y enviar. Mientras tanto, dos semanas de merecidas vacaciones. Aunque seguro que algo saldrá por ahí. Si esto ocurre, me haré el loco. Y para locura la de mañana. Me he liado la manta a la cabeza y me paso a mac. Mañana recojo el iMac. Mi impaciencia era tal que no he podido esperar a los nuevos modelos. Como le he dicho hoy a Antonio, estoy que me compro encima. Reconozco que soy un impaciente. Sin duda, si me piden que diga mis dos principales defectos conocidos, aparte de los incofesables, sin duda esos son la impaciencia y la inconstancia. Me cuesta mucho continuar las cosas, y sobre todo, me cuesta mucho esperarlas. Por eso quizá siempre llego tarde. Como a los textos que hoy he acabado. Más de un mes de retraso. No tengo arreglo.

Poco a poco

A pesar de los pesares, estoy logrando finalizar las cosas. Me han pasado factura los días dedicados a leer literatura basura. Pero necesito leer bazofia y dejar a Heidegger tranquilo unos días. Prepárate Ann Perry . ---

Desconcentrado e íntimo

Hoy no me centro ni a la tres. Tengo que acabar como sea el texto para la exposición de Jesús Segura en la Iglesia de San Esteban, un texto para una exposición de artistas murcianos en Nueva York, y finalizar mi intervención para el congreso de Estética Migratoria en Ámsterdam. Pero no hay manera. Distracciones mil. Miro un iMac (he decidido dejar ya como sea la familia pc), acabo de ver la segunda temporada de perdidos, y esta noche juega el Murcia. Demasiadas tentaciones. Para colmo, leyendo uno de los libros que compré en París (L'Absence de l'intimité, de Henri-Pierre Jeudy), observo una crítica voraz a la escritura blogger y a la pornografía de la intimidad que tiene lugar en los blogs. Quizá tenga toda la razón, y este exponerse a la visión tenga que ver con una hipertrofia del ego y con una supresión de la intimidad. Sin embargo, creo que estas notas no llegan a ser íntimas del todo. Lo íntimo es aquello que se oculta a la mirada de los demás. Así que, todo aquello que s

Bibiografía parisina

Han llegado sanos y salvos. Dispuestos a ser abiertos en canal y destripados. Ahora me miran desafiantes, pero saben que poco a poco irán cayendo. Y como en la vida, sólo se salvarán los peores, los que no tienen nada que ofrecer, los que serán olvidados para siempre. He aquí el pequeño tesoro. Supongo que hay material para algún tiempo, aunque, bien pensado, apenas es nada. Alladaye, René: Petite philosophie du secret. París, Milan, 2006. Ancel, Pascale: Une représentation sociale du temps. París, L’Harmattan, 1996. Badiou, Alain: Petit Manuel d’inesthétique. París, Seuil, 1998. Baier, Lothar: Pas le temps! Traité sur l’accélération. París, Actes Sud, 2004. Baqué, Dominique: Pour un nouvel art politique. París, Flammarion, 2004. Barbanti, Roberto: Visions techniciennes: De l’ultramédialité dans l’art. Nimes, Théétète, 2006. Benasayag, Miguel: La fragilité. París, La Découverte, 2004. Berthet, Dominique (dir): Vers une esthétique du métissage? París, L’Harmattan, 2002. Besaa, Mona: Le

A casa

Milagrosamente, hemos podido subir todos los libros sin pagar un euro. Cincuenta y seis que he comprado más los siete u ocho que me llevé para trabajar. La clave está en embarcar a las cuatro de la mañana y pillar durmiendo a la azafata de facturación. Se ha empeñado en que las maletas no podían pesar más de veinte kilos cada una. Y en el intercambio de calzoncillos sucios de una maleta a la otra, se le ha olvidado que los equipajes de mano tampoco pueden rebasar esa cantidad. Así que hemos podido acarrear los más de veintinco kilos de libros por todo el aeropuerto hasta la hora del embarque. El aeropuerto Charles de Gaulle merecería un análisis exhaustivo. Está para que lo jubilen. Hasta las cinco y media de la mañana, no hemos podido tomar ni agua. Todo cerrado, y ni una sola máquina expendedora. Y luego el camino hacia los satélites de embarque, donde ni siquiera puedes mear sin tener que salir de la zona de embarque. A la vuelta, nos esperaba la solana de Murcia y su calor chicharr

Volver

Adieu a la France. Toca hacer las maletas. Y como me temía, tenemos un serio problema. No hay manera de moverlas. He dividido los libros en tres macutos, aparte de los que entran en las maletas. Pero sigo sin tener claro cómo los vamos a mover de aquí. La verdad es que, siguiendo con la tónica filo-árabe del viaje, lo propio sería alquilar un Renault 12, subir las maletas a la baca, atarlas con un cordel negro de esos que se deshilachan y emprendar camino a Algeciras. Seguro que llegaríamos a algún lado. Y, como están las cosas, ya veremos si no es mejor opción que intentar subir la carga al avión y arriesgarme a que me detengan por tráfico bibliográfico. Ya os contaré. ---

Le Louvre

Hoy ha sido el día del Louvre, el único sitio de París en el que no me ha servido el carnet de crítico de arte. Aunque lo había visitado varias veces cuando estudié un semestre aquí, la experiencia nunca se había parecido en nada a la masificación de hoy. Colas interminables, japoneses (y españoles) insoportables y sobacos insultantes. Me he indignado como hacía mucho. Luego, en el interior, apenas hemos podido ver nada en condiciones. Con evitar los objetivos de las cámaras de fotos ya hemos tenido bastante. No entiendo la compulsión fotográfica de la gente. Debería estar prohibido hacer fotos en los museos. Si quieren las fotos, que compren los catálogos. Pero lo terriblemente indignante es la fiebre Dan Brown. Lo del Código Davinci no tiene nombre. La Virgen de las Rocas no se podía ver. Y de la Mona Lisa ni hablamos. Nunca había visto tanta gente frente a un cuadro. Aunque si a todos ellos se les dice que en la otra sala está Beckham con su mujer, quizá se acaba el barrullo de la G

Día tranquilo

Día tranquilo. Agradable paseo de casi una hora y media hasta el Marais e intento de comer en un judío. Imposible. Decenas de turistas agolpados a las puertas de los restaurantes intentaban conseguir un felafel o como quiera que se diga. Opción dos: un macdonald. También a rebosar. Opción tres: un sitio tranquilo, cueste lo que cueste. Al final lo hemos conseguido cerca de la rue Saint Denis, la antigua calle de las prostitutas en la que aún quedan varios sexshops y lugares de espectáculos eróticos. Después, helado artesano e intento de asistir a concierto de órgano en Saint Eustache. La pereza nos ha podido y nos hemos vuelto a casa. Nos esperan varios episodios de Perdidos. Esto sí que es vicio. Mientras se hacen las nueve, vuelvo de nuevo al trabajo sobre las estéticas migratorias. Ya queda menos. Aunque estoy algo atragantado con Heidegger y la cuestión de la técnica. Qué enrevesao es el puñetero. A su lado Lacan es Antonio Gala. Espero cogerle algún día el caire. ---

Exposiciones parisinas (y, por supuesto, más libros)

Aunque parezca mentira estoy trabajando estos días. Entre noches, madrugadas y mañanas ya he sacado casi quince páginas. Y eso que el día lo dedicamos al turismo. Hoy hemos vuelto a las exposiciones. Hemos quedado en el Jeu de Paume con Javier Pividal, que se nos ha venido a vivir a París, y una amiga artista muy simpática e interesante. Mientras llegaban, he caído de nuevo en las garras de los libros. La librería del Jeu de Paume es muy interesante y con alguna cosa que se me había escapado. Seis libros. Lo estoy dejando poco a poco. Hemos entrado a la exposición de Pierre et Gilles, los famosos fotógrafos kitsch que retratan a la sociedad glam retocando las fotografías con pintura. Había alguna cosa que merecía la pena, pero ese glamour recargado de las fotos daba arcadas por momentos y anulaba todo lo demás. Después, como no habíamos tenido suficiente, nos hemos pasado por el Palais de Tokio. Íbamos a entrar, pero nos hemos quedado en la cafetería; quizá uno de los sitios más agrada

Más París (y menos caminar)

No siento las piernas. Hoy creo que he andado más de la mitad de lo que tenía previsto andar en mi vida. Ya no tendré que hacer el Camino de Santiago. Hemos comenzado la mañana visitando la Abadía de Saint Denis, los comienzos del gótico. Aparte de la Basílica y la cripta real, el pueblo no tenía nada que envidiar a cualquier ciudad del norte de África. Se nos ha ocurrido adentrarnos por las calles y al poco hemos tenido que salir por piernas. Al regresar a París, como parece que no habíamos tenido suficientes muertos con los de los reyes franceses (hemos visto hasta a Carlos Martel), nos hemos metido en el cementerio de Montparnasse. Y allí, junto a Beckett, Sartre, Cioran o Cortázar, nos hemos topado de bruces con un entierro de verdad. La gente se sigue enterrando en París, y sin glamour alguno. Por último, hemos caminado de Montparnasse a La Sorbona por la Rue Saint Jacques hasta que nos han reventado los pies. Pero he encontrado lo que buscaba, la libreria de la editorial L'Ha

Más libros (y menos museos)

Esto no tiene que ser bueno. En dos días ya me he fundido casi un sueldo entero en libros. Luego veremos cómo los subo al avión. Vaya vicio. Pero París es lo que tiene. Es la ciudad de los libros. Demasiadas librerías, y en todas ellas, miles de libros que me miran con ojos lascivos. Más que bibliofilia, cada vez está más claro que debo tener alguna clase de bibliopatía. Sólo me interesan los libros. Ayer, por ejemplo, en el Pompidou, estuve más tiempo en la librería que en las exposiciones. Aunque eso tampoco creo que sea grave, porque hay que ver qué exposición más mala han montado los colegas con "Air de Paris"; un ejercicio de narcisismo del bueno. Se salva por dos o tres piezas clásicas que no había tenido la oportunidad de ver. Y luego, la colección, no sé cómo lo hacen pero cada vez la montan peor. Hoy he ido al Museo de Cluny. Allí no había libros que me pudieran interesar y me he tenido que tragar demasiadas obras malas. Obras que por ser antiguas no dejan de ser ter

Oye, que estoy llegando

Hoy he comprobado que es mentira lo que nos dicen en los aviones, eso de apague sus dispositivos electrónicos y teléfonos móviles. En el vuelo a París, nos hemos sentado al lado de un colega con una pinta realmente particular. Con un insoportable olor a zumarre (expresión murciana que condensa el significado de varios días de alcohol, tabaco y sobaco retestinado) y un sello en el brazo de la discoteca Bikini, el amigo se ha dormido antes de despegar, con el ipod encendido y el respaldo del asiento extendido. Aunque estaba violando todas las normas de seguridad, ningún azafato le ha dicho nada cuando hemos despegado (azafatos cuyo comportamiento surrealista a lo largo del vuelo merecería un post aparte). Poco antes de aterrizar se ha despertado y, sin sigilo alguno, como si la cosa no fuera con él, ha sacado el móvil del bolsillo. Con sorpresa, hemos comprobado que lo había tenido encendido durante todo el viaje. Y con cara de afterhours y voz de ultratumba, como si saliera de Pachá, ha

París

Nous sommes arrivées (o como quiera que se escriba). Ya nos hemos aposentado en París. Hace una temperatura ideal, así que descansaré un poco del agosto murciano. La casa es estupenda. Está concebida para escribir y para leer. Y además está situada en mitad de uno de los barrios más multiculturales de París, entre Republique y Pére-Lachaise. Un empazamiento ideal para las estéticas migratorias. Con permiso de womahn, creo que la estancia será fructífera, aunque aquí apetece más escribir una novela que un ensayo. En fin, que las condiciones contextuales son las ideales. Ahora le toca trabajar a la inspiración, o a mí mismo. ---

Escorial

He pasado unos días muy agradables en los cursos de verano de El Escorial. Cansados, pero agradables. He tenido la oportunidad de reencontrarme con Mieke Bal, a la que creo que definitivamente voy a adoptar como madre intelectual. También ha sido una experiencia conocer a Andreas Huyssen, un teórico de la literatura muy lúcido pero sobre todo muy cachondo y divertido. Parece que todos los adornanianos tienen un punto de cinismo divertido muy de agradecer. Lo más destacable del viaje es que se me ocurrió hacerlo en coche. Y me perdí al ir y al venir. Murcia-El Escorial en casi siete horas. Sin apenas dormir, salí a las cinco de la mañana para Madrid, y a las díez me encontré camino de Badajoz. No llegué a Extremadura de milagro. Y a la vuelta, tres cuartos de lo mismo: rumbo a Zaragoza. Una locura. Está claro que mi próxima inversión será un GPS. Mientras no lo tenga, no haré otro trayecto que Murcia-Cartagena, y de día. Hoy me vuelvo a sentar frente al ordenador, y veo que no he avanza