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Mostrando entradas de agosto, 2021

La nada es mía

A [Artículo publicado en  Almudí. Revista de cultura de Murcia,  nº 12, julio de 2021]  La noticia se hizo viral a finales del pasado mayo: el artista Salvatore Garau vendía por 15.000 euros una obra invisible.  Io Sono  era el título de esta escultura inmaterial que mostraba una idea, una emoción pura, una proyección mental del artista en un espacio vacío.  Varias semanas después, el artista el norteamericano Tom Miller demandó a Garau porque él ya había expuesto una nada de esas características en 2016,  Nothing , que fue “instalada” en una plaza de Gainesville, en Florida. Por si eso fuera poco, unos días más tarde, otro artista, el español Boyer Tresaco también denunció que él llevaba realizando este tipo de esculturas invisibles desde hacía años. Una de ellas,  2.200 decímetros cúbicos de Nada , se encuentra “expuesta” en la Fundación-Museo que el artista tiene en La Manga del Mar Menor. Vista desde fuera, esta situación parece una competición entre vendedores de humo. Pertenec

Una página menos

Desde que volví de Florencia, he tratado de encerrarme en el despacho a escribir. A la novela todavía le falta.   Corrección, reescritura e incluso escritura de nuevos capítulos. Esto es lo más me cuesta. Porque hay un momento en el que la mente se pone en modo editor y funciona para corregir, pulir, cambiar palabras, eliminar reiteraciones, aclarar, espesar..., pero no crear de la nada. Y en esta fase en la que estoy hay días en los que me dedico a esa tarea de espesar y editar y otros en los que tengo que introducir escenas o fragmentos de la historia que son necesarios para que todo funcione. Llevo prácticamente todo el verano para dos de ellos. Hoy acabo de terminar uno y ha sido como subir el Tourmalet. Buscaba las palabras y no llegaban.  Sin embargo, estos momentos de creación en medio de la edición –aunque ambas cosas formen parte, en realidad, del mismo proceso– sirven para introducirse con fuerza en la historia y hacer los personajes vuelvan a cobrar vida.  También estos días

La mirada anacronista

Una de las obras que más ganas tenía de ver en Florencia era La Virgen de las sombras , el fresco de Fra Angelico situado en un pasillo del convento de San Marcos. En realidad, quería ver el convento y las celdas decoradas por el pintor, pero me hacía especial ilusión encontrarme con esta obra que Georges Didi-Huberman sitúa en la base de su teoría del anacronismo. En la introducción de Ante el tiempo , el historiador del arte francés hace referencia a los años en los que escribía su tesis sobre Fra Angelico (publicada en 1990 como Fra Angelico: Dissemblance et Figuration y  que incomprensiblemente no está traducida al castellano).  Didi-Huberman relata su encuentro con esta obra y el modo en que, en uno de sus paseos, de reojo, uno de los mármoles representados en la parte de abajo de la composición le recordó a un dripping de Pollock. Es más, fue precisamente la memoria del dripping –la conciencia de haberlo visto– la que lo hizo fijarse en esta parte de la obra que habitualmente pas

Sostener la escritura

Por supuesto, he venido estos días a Florencia también con la intención de continuar escribiendo la novela. Me he traído el manuscrito impreso y los cuadernos y he tratado de levantarme todas las mañanas un poco antes que Womahn y escribir unos cuantos párrafos en el ordenador. Me ha costado bastante concentrarme, pero he podido terminar un capítulo nuevo y corregir algunos de los que ya tenía escritos. Aunque había planeado escribir más, con eso me contento. Lo importante era no abandonar del todo la novela estos diez días. Volver a entrar en ella después es siempre lo más difícil.  Tengo, lo confieso, ganas ya de volver. De sentarme en mi escritorio, con todas mis comodidades, y continuar el trabajo. Es una de las novelas que más me está costando escribir. Volver a la ficción después de tanta no-ficción está siendo un desafío –y también un poquito de pesadilla–. Cada vez que me salgo de la novela –por trabajo o compromisos varios– me cuesta horrores volver a entrar, recorrer de nuevo

Dedos sobre un teclado

¿Cómo es posible que siendo historiador del arte y con más de 40 años aún no hubieras visitado Florencia? Pues es posible. El viaje siempre pospuesto. Demasiado evidente. Florencia, la cuna del Renacimiento. Ya llegará el momento. Y el momento ha llegado. En plena ola de calor, pero ha llegado. Supongo que pasará un tiempo para que pueda procesarlo todo. No me cabe una obra de arte más en la cabeza. Comprendo ahora a Stendhal (aunque nunca sepa poner la h en su sitio). No era la belleza. Era la saturación. La imposibilidad de asumirlo todo. Quizá también por eso la necesidad de volver a escribir aquí. Para poner palabras a la experiencia, para ordenar algo esa masa de imágenes que se entrelazan ahora en la cabeza. Ahí se confunden museos, iglesias, frescos, esculturas, miniaturas y palacios. Y, claro, también calles, restaurantes, paninos y aperoles. Todo ahora mismo es una misma cosa.  Esa es también la razón por la que hoy hemos parado. Un domingo en Florencia sin apenas salir de cas

Recomenzar

Posteábamos ayer...  Igual que en ocasiones uno se despide a la francesa, supongo que es lícito también saludar del mismo modo. Actuar como si nada después de una larga temporada de ausencia. Aquí estamos de nuevo. Más de medio año después de haber pensado que iba a recomenzar a rescatar este blog. Porque recomenzar no se acaba nunca. Fracasa de nuevo, fracasa mejor. Viernes 13 de agosto, escribo desde Florencia. Hace casi dos meses que abandoné el diario público que publicaba en La Verdad. Me servía para dejar constancia de mi rutina, pero también de algunas ideas y experiencias, también de lecturas y reflexiones sobre la escritura. Necesitaba dejarlo –sobre todo la obligación de enviar todas las semanas 1400 palabras al periódico–, pero es cierto que lo echo de menos. También he dejado este verano, al menos por un tiempo, de postear en Facebook y en Twitter. Y a veces siento la necesidad de compartir pensamientos y me olvido de que tengo este no(ha)lugar y que debería regresar. Así q