Ir al contenido principal

Sostener la escritura

Por supuesto, he venido estos días a Florencia también con la intención de continuar escribiendo la novela. Me he traído el manuscrito impreso y los cuadernos y he tratado de levantarme todas las mañanas un poco antes que Womahn y escribir unos cuantos párrafos en el ordenador. Me ha costado bastante concentrarme, pero he podido terminar un capítulo nuevo y corregir algunos de los que ya tenía escritos. Aunque había planeado escribir más, con eso me contento. Lo importante era no abandonar del todo la novela estos diez días. Volver a entrar en ella después es siempre lo más difícil. 

Tengo, lo confieso, ganas ya de volver. De sentarme en mi escritorio, con todas mis comodidades, y continuar el trabajo. Es una de las novelas que más me está costando escribir. Volver a la ficción después de tanta no-ficción está siendo un desafío –y también un poquito de pesadilla–. Cada vez que me salgo de la novela –por trabajo o compromisos varios– me cuesta horrores volver a entrar, recorrer de nuevo la trama, coger el tono, meterme en la cabeza de la protagonista... Por eso no quería abandonarla en ningún momento. Por eso, incluso aquí en Florencia, en mitad de una riada de arte, he tenido que continuarla. Para sostenerla, para estar sintonizado, aunque ante cada iglesia, cada pintura y escultura, mi cabeza sólo pensase en la historia que estoy escribiendo. Y muy en el fondo, a pesar de tanta belleza, yo sólo quisiera volver a casa y sentarme frente al ordenador grande de mi despacho. 

Comentarios