Llevo varios días desaparecido del blog. Y llevo también varios días desaparecido de mi vida. No logro encontrarme. Estoy solo en casa por primera vez en mucho tiempo. Womahn está de viaje de estudios con sus estudiantes y no vuelve hasta el viernes. La casa está completamente vacía. Es un sepulcro. Yo, que añoro la soledad, no me hago a estar aquí sin ella. Es curioso, me doy cuenta ahora que volver a casa no era sólo volver a un lugar, sino a una compañía, era volver a una forma de vida, a una vida en pareja. Hogar es algo que, para mí, se conjuga en plural. O, mejor, como dice Jean-Luc Nancy, en un "singular-plural". Ser, al final, es ser-dos, que, en el fondo, es lo único que permite ser-uno. Pero más allá de estas tonterías filosóficas, la cuestión es que, después de tanto viajar, me toca ahora estar en el otro lado, siendo el que espera, el que aguarda. Y confieso que no se me da nada bien. He desregulado los horarios, las costumbres y otras cosas que mejor no digo. In…
En un mundo sin melancolía los ruiseñores se pondrían a eructar (E. M. Cioran)