Ir al contenido principal

Una página menos

Desde que volví de Florencia, he tratado de encerrarme en el despacho a escribir. A la novela todavía le falta.   Corrección, reescritura e incluso escritura de nuevos capítulos. Esto es lo más me cuesta. Porque hay un momento en el que la mente se pone en modo editor y funciona para corregir, pulir, cambiar palabras, eliminar reiteraciones, aclarar, espesar..., pero no crear de la nada. Y en esta fase en la que estoy hay días en los que me dedico a esa tarea de espesar y editar y otros en los que tengo que introducir escenas o fragmentos de la historia que son necesarios para que todo funcione. Llevo prácticamente todo el verano para dos de ellos. Hoy acabo de terminar uno y ha sido como subir el Tourmalet. Buscaba las palabras y no llegaban. 

Sin embargo, estos momentos de creación en medio de la edición –aunque ambas cosas formen parte, en realidad, del mismo proceso– sirven para introducirse con fuerza en la historia y hacer los personajes vuelvan a cobrar vida. 

También estos días vivo algo obsesionado con el título. No acabo de encontrar uno que me satisfaga. Anoche, en mitad de un sueño, alguien me sugirió uno. En el sueño me pareció ideal, pero esta mañana he comprobado que no tenía sentido. Sin embargo, después de un rato de volver a pensar en posibles títulos, este título soñado me ha conducido a uno que, de momento, me resulta acertado. He llegado incluso a cambiar el nombre del documento de Word. No sé lo que durará, pero es cierto que lo necesitaba. Necesitaba un título para proseguir la escritura. Un título que se convierta no sólo en un horizonte para alcanzar, sino en un pegamento para unir todas las piezas que aún no encuentran sutura. 

En esas estamos. Con pequeños triunfos y muchos fracasos. Con momentos de euforia y momentos de mierda. Confiando diez minutos y maldiciendo veinte. Esto también es escribir. Creer y descreer. Continuamente. 

Hoy, después de terminar ese capítulo que se me atragantaba, lo he impreso y lo he sumado a lo que ya llevo corregido. Necesito ver cómo crece levemente la pila de hojas. Al menos eso. El triunfo cuantitativo. Un hoja más. Una página menos para el final.


Comentarios