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Mostrando entradas de 2010

Fin de año

Se va un año largo, intenso, lleno de emociones y descubrimientos. Hice las Américas, descubrí la paz de los bosques de Nueva Inglaterra, volví a Murcia, me traje conmigo el sosiego y la calma (aunque a veces se me olviden en el cajón), redescubrí la música, descansé, trabajé, viajé, escribí, me divertí, reí y amé, y lo sigo haciendo (todos los días). Pero 2010 también se llevó a grandes amigos. Y en 2010 seguí añorando a quienes perdí hace ya más tiempo. Las risas estuvieron siempre atravesadas por las lágrimas, y en cada lágrima, sin embargo, afloró una posibilidad de futuro. Nada nuevo, pero todo sorprendente. La vida sigue y seguirá igual. Igual de hija de puta, pero también igual de maravillosa.

Piratería expandida

Hay un cuento de Italo Calvino , “La oveja negra”, que habla de un país donde todos eran ladrones. Un país en el que todo iba bien hasta que llegó un hombre honrado que, al no querer robar, desestructuró y desequilibró una economía fundada en el libre intercambio y la mutación constante de la riqueza. Entre otras cosas, esta historia nos habla de cómo toda ley es contextual y debería fundarse a partir del consenso de la mayoría. Las leyes, igual que las prácticas éticas, deben partir de la experiencia y no imponer un orden restrictivo que convierta a la excepción en norma. Eso es, sin embargo, lo quiere hacer la Ley Sinde , restringiendo la libre circulación de contenidos en Internet a través del privilegio de la excepción. Cuando todos somos tratados como delincuentes o piratas, lo que hay que cambiar es lo que entendemos por piratería y delincuencia. Las transformaciones estructurales y tecnológicas introducen también cambios de mentalidad. Sin embargo, aquí parece que nada de es

Hostias, una performance, no me jodas

En un post anterior , comenté aquí el estado de paranoia artística que se había instalado en Murcia con Manifesta, donde cualquier cosa de la calle era susceptible de ser confundida con una obra de arte. Otro de los efectos colaterales de esta extensión del arte a la vida cotidiana es también la naturalización de lo excepcional y la asunción del lenguaje artístico como lenguaje común. Es decir (en cristiano), que ya a nadie le extraña encontrarse manifestaciones artísticas en plena calle, y que ya cualquiera maneja la terminología del arte contemporáneo con una propiedad sorprendente. Un ejemplo de esto que digo sucedió ayer, en la Plaza del Cardenal Belluga, en el curso de la acción "40 minutes standing", del artista suizo Thomas Zollinger. La acción consistía en estar 40 minutos de pie ("de pie plantón", como se dice en murciano) siendo consciente del espacio y sin hacer nada. Una especie de interrupción en el ritmo cotidiano a través de la parada improductiva que

Filtraciones ficcionales

En un reciente artículo sobre Wikileaks, se pregunta Umberto Eco por qué han hecho tanto daño las filtraciones de la web si es algo que ya se ha publicado de otra manera o que corre de boca en boca ya desde tiempo atrás. Y sostiene que el verdadero escándalo no está en la información en sí, sino en su repetición pública y, sobre todo, en la puesta en evidencia de los fallos de seguridad en el sistema de la diplomacia americana. Desde luego, esto es así en cierto modo (aunque no exactamente la cuestión de la publicación), pero sobre todo lo es en el primer punto de su argumentación: que lo que dicen los papeles de Wikileaks es algo que ya todos, más o menos, habíamos imaginado. Y esto es lo que me parece más curioso, porque algunas de las filtraciones (y no me refiero a las banales) son tremendamente graves. Perversiones extremas (tráfico, extorsión, chantaje, manipulación) que, sin embargo, no nos sorprenden en absoluto. Parece ciertamente que estuviésemos curados de espanto, o que hu

Cosas, textos y música

Parece ser que la maratón de textos, conferencias y ponencias varias va llegando a su fin. Estas cuatro semanas pasadas han sido de aúpa, aunque, si me pongo a pensar, es posible que otros años haya estado incluso peor.No sé cómo lo hago, pero lo cierto es que los noviembres y los diciembres siempre vienen cargaditos de trabajo. Al menos, este año parece que la navidad –y toco madera– puede ser más tranquila que en otras ocasiones. Creo que he hecho en estos dos meses el trabajo de todo el año. Y no exagero. En total han sido: tres textos de catálogo (dos de ellos largos, largos), dos artículos para revistas importantes (con la responsabilidad que conllevan), tres reseñas largas, cuatro conferencias (dos de ellas, al menos, parecidas), dos comunicaciones, aparte, claro está, de la columna semanal de La Razón, algunos textos eventuales y, por supuesto, las clases de la universidad, dos asignaturas este cuatrimestre que se llevan su tiempo. Con todo este trajín, desde el 1 de octubre no

El fin de la mediación

Entre las cuestiones que pone sobre la mesa el caso Wikileaks, se encuentra la de la suspensión de toda mediación entre el dato y el lector. Wikileaks puentea a los medios tradicionales de difusión de información y pone las cosas todas juntas al alcance del receptor. Este fin de la mediación es también el fin del periodismo tal y como lo entendemos. Y es que una de las cosas básicas que caracteriza al periodismo es la conciencia de que la información debe ser seleccionada. La propia selección ya es ideológica. Pero lo contrario sería un caos donde cualquier cosa tendría el estatuto de noticia. El periodista debe mantener ahí un equilibrio ético. Con el caso Wikileaks esta función clave del periodismo está siendo desmantelada. Y lo más grave es que en muchos medios tradicionales que se hacen eco del fenómeno esta falta de criterio de selección se ha convertido en moneda común. En la portada de algunos periódicos “comprometidos” se reproduce, por ejemplo, ese archivo de cotilleos intern

Seis

Seis años viviendo con womahn (más otros seis de previa). Felicidad, amor y complicidad. No podría imaginarme otra manera de vivir. Aunque, a veces, parezcamos dos, en realidad somos uno. Uno-con-el-otro.

La paparazzización difusa

La figura del paparazzi es una de las más controvertidas del “periodismo” contemporáneo. Su función es acechar al famoso para fotografiarlo cuando éste menos se lo espera. Durante los años ochenta y los noventa, estos fotógrafos de la vida privada tuvieron su momento de gloria. Sin embargo, con la democratización de las tecnologías de comunicación, su importancia ha disminuido y su función se ha extendido a todos los lugares de la vida cotidiana: hoy todos vamos cargados con nuestros móviles y cámaras digitales dispuestos a fotografiar a cualquiera que se nos cruce en el camino. Los famosos ahora tienen que andar con cuidado; están controlados en todo momento. Las estrellas de cine ya no pueden salir a la calle sin maquillaje, porque cualquiera puede fotografiarlas y hacer circular las fotos por Internet. Asistimos a una suerte de paparazzización del mundo, una prisión panóptica para famosos. O, peor, para todos. Porque hoy, aparte de ser todos paparazzis, también somos todos famosos.

The one you love

Ayer volví a poner en clase Sick. Vida y muerte de Bob Flanagan, supermasoquista , la película de Kirby Dick sobre la vida (y sobre todo la muerte) de este artista excepcional. No volveré a hablar aquí de lo que me parece la obra de Flanagan. Me sigo ratificando en lo que dije un post anterior . Lo que sí me gustaría decir es que, de nuevo, me he vuelto a emocionar tremendamente con la película. Más allá de las imágenes impactantes (como la de la performance Nailed , en la que en primer plano vemos a Flanagan clavarse el pene en un tablón de madera), la emotividad está en la coherencia y autenticidad de Bob, y en su manera de afrontar la enfermedad y la muerte. Y en el modo en el que la muerte al final, después de haberla esperado tanto, se vuelve totalmente incomprensible: I don't understand, dice Flanagan. Pero sobre todo los ojos se me volvieron a humedecer al escuchar al final de la película la voz de Bob recitando "Why?" (su fundamento ético) sobre el fondo de imágen

Coge el dinero y corre

No he dicho aquí nada del "caso Santiago Sierra". Son varios ya los que me han dicho que me posicione sobre lo que opino acerca del desplante que Sierra hizo al Gobierno tras la concesión del Premio Nacional de las Artes. Copio aquí lo que publiqué en el periódico la semana pasada y le añado un comentario para ampliar algunas cuestiones: "Las semana pasada se le concedió el Premio Nacional de las Artes Plásticas a Santiago Sierra, un artista cuya obra, sin duda alguna, es una de las apuestas más arriesgadas, incisivas y problemáticas del panorama artístico contemporáneo. Sierra trabaja siempre poniendo en jaque al sistema, pero manchándose las manos: explotando, remunerando y utilizando a seres humanos para sus obras, exactamente igual que lo podría hacer cualquier empleador contemporáneo. Su obra, por tanto, reproduce –y hace visible– situaciones que tienen lugar todos los días. Cuando me enteré de la concesión del premio, intuí enseguida que Sierra iba a ap

El lenguaje herido

De nuevo vuelvo a dejar de lado este no(ha)lugar. Ha sido una semana intensa, con mil cosas, pero también ha sido un tiempo para encontrarse con amigos a los que hacía tiempo que no veía. En Madrid parlamenté de Walter Benjamin en el Congreso de estética y creo que más o menos la cosa salió aceptable. Volví a ver allí, aunque fuese de refilón, a algunos colegas. Al final, esto de los congresos es una excusa para volver a encontrarse. Cada vez es lo que más me importa, la afectividad, el encuentro con amigos, el estar rodeado, aunque sea momentáneamente , de buena gente. De Madrid a Barcelona, y de Walter Benjamin a José Luis Brea. Esto ha sido mucho más difícil. De hecho, creo –estoy convencido– que es la conferencia más difícil que he dado en mi vida. ¿Cómo hablar sobre un amigo y un maestro? ¿Y cómo hacerlo articulando la distancia que posibilite la enunciación? Difícil. He comenzado con valentía, entrando con un texto poético sobre la distancia y la potencia del lenguaje, creyen

Columna SalonKritik. Tiempo-cero/experiencia-cero.

[Originalmente en Salonkritik ] Toda producción cultural está sometida a una lógica del tiempo que le retira a medio plazo su fuerza transformadora, absorbida por el sistema general de organización de los mundos de vida –en tanto forma institucionalizada. […] Es necesario transformar radicalmente la forma contemporánea de la cultura si se pretende que recupere su poder simbólico, de organización y transformación de los mundos de vida. Es tarea del programa crítico combatir con todas las armas posibles el proceso de sistemática banalización y depotencialización simbólico de la cultura. -José Luis Brea. Últimamente, se compara una y otra vez la literatura con las artes visuales. Este nuevo y remozado Ut pictura poesis está, sin duda, dando lugar a uno de los debates más fructíferos del panorama teórico contemporáneo. Partiendo de esa relación creciente, en este breve texto quisiera llevar el debate otro aspecto en el que la comparación que también podría resultar interesante: la experien

Paranoia artística (¿Arte o cosa? II)

La semana pasada hablaba aquí de lo fácil que es confundir el arte contemporáneo con cosas que no son arte. Esta semana me gustaría seguir reflexionando sobre esta cuestión, pero moviéndome hacia el otro extremo: el de las cosas que no son arte y que sin embargo pueden parecerlo. La cantidad de eventos artísticos que están teniendo lugar en Murcia en las últimas semanas parece haber provocado en muchos murcianos una especie de paranoia artística que les hace ver obras de arte por todos lados. Ya son bastantes los que han confundido cosas tiradas por el suelo con instalaciones, o mendigos durmiendo con performances, aunque quizá lo más llamativo fue lo sucedido a algunos visitantes extranjeros de Manifesta, que, al pasar por delante del juzgado y ver allí la que había montada en torno al concejal Berberena, creyeron que todo se trataba de una gran performance y estuvieron un buen rato esperando a ver qué sucedía. Que estas cosas nos ocurran a los aficionados al arte, que estamos algo su

Estados semanales

De un tiempo a esta parte, con esto del microbloggig FTT (facebook, twitter y tuenti) ya casi no escribo aquí. La vida semanal se puede resumir en estados de facebook. Triunfo de lo infraordinario –Perec dixit –: - Después de toda una vida utilizando Office by the face, por fin he comprado una copia legal. La versión 2011 de Mac. Me da hasta no se qué abrir la cajita amarilla. Por primera vez, voy a acabar un texto en software legal. Hasta ahora todos mis escritos han sido piratas. - Mira que yo soy merengue con ganas (defectos que tiene uno), pero en estos casos ni el corazón dividido ni nada: murcianista hasta la médula. Qué alegría más grande nos han dado los chavales. Y qué cabreo más grande tienen que tener los chicos maravilla. - Adiós al pulpo Paul. No sabemos si supo predecir su muerte. Ahora habrá que rescatar a Paco Porras del olvido y acostumbrarse a no pasar de cuartos. - Fantástico el Tricicle. Hacía tiempo que no me reía tanto. Garrick es un espectáculo redondo

¿Arte o cosa?

La semana pasada escribía aquí que para ver el arte contemporáneo es necesario aprender los códigos con los que está realizado y conocer el mundo que rodea a las obras, que ya no nos vale con la mirada, y que a una obra de arte hay que hacerle una serie de preguntas que nos dan la clave de su significado: por qué, cómo, de dónde, con qué intención… Si no hacemos eso, corremos el riesgo de que confundir las cosas. Y escribo esto porque esta semana alguien ha colado una obra de arte “falsa” en Manifesta. Me he podido enterar gracias a la foto de un amigo en Facebook. Pero lo que me ha sorprendido no es que la artista, Flora Debord (nótese la alusión situacionista), colase la obra, sino que alguien se percatase de ello. Según me cuentan, fue uno de los guardias de seguridad quien lo advirtió: aquello no le sonaba demasiado. Un diez para él. Yo no me habría dado cuenta. Y es que en el mundo del arte contemporáneo cualquier cosa puede llegar funcionar como obra de arte. Pero que algo pueda

Saber ver

Estos días son muchos (varios miles ya) los que se acercan a ver las obras expuestas en las numerosas sedes de Manifesta. Hay algunos que sólo van a ver los espacios recuperados (como el antiguo edificio de Correos o la Prisión de San Antón), pero la mayoría llega para contemplar las obras que allí se exhiben. Y la sensación con la que salen bastantes espectadores es la de no entender del todo aquello que tienen delante de los ojos. Hoy me gustaría dejar claro que esta sensación de frustración, que ocurre también ante gran parte del arte contemporáneo, se debe esencialmente a una confusión respecto al arte: la creencia de que podemos situarnos frente a una obra de arte y, sin hacer ningún tipo de esfuerzo, ésta se abre inmediatamente ante nosotros. Y no es así, ni mucho menos. Pasearse por las salas mirando las obras como quien mira escaparates, buscando algún tipo de revelación, es lo mismo que entrar en una biblioteca y dedicarse a observar los lomos de los libros. Evid

Comenzando Manifesta

Estos días han vuelto a ser de locura. El jueves se inauguró Manifesta 8 en Murcia y, entre una cosa y otra, no he parado en casa. Aún no he podido ver todas las sedes, pero lo cierto es que me está gustando bastante lo que estoy viendo. Por supuesto, hay de todo. Hay obras prescindibles, como pasa en los grandes eventos, pero también hay obras muy buenas y proyectos realmente serios y trabajados. En las próximas semanas iré dando aquí buena cuenta de algunas de las reacciones a las obras, eventos y exposiciones. De momento, lo único que puedo decir es que me siento un privilegiado. Con independencia de lo conveniente o no que pueda resultar este evento «en este lugar-en este momento» (eso sería otra discusión, que también podemos llevar a cabo en este no(ha)lugar), lo cierto es que, hablando desde un punto de vista egoísta, tener Manifesta en Murcia es todo un privilegio para los profesionales y los aficionados al arte contemporáneo. Pienso estos días sobre todo en los alumnos de Bell

Regresando a la actividad

Con el comienzo de las clases, todo se ha ralentizado. Ha comenzado la vida social y, muy a mi pesar, he tenido que salir de la madriguera. Inauguraciones, conferencias, exposiciones... vamos, trabajo, que me ha apartado de mi pequeño paraíso artificial de lectura y escritura. Desde hace una semana no he podido apenas leer una novela. La última que acabé fue Mi amor desgraciado , de Lola López Mondéjar ( Siruela ). Me encantó. Una novela terrible que cuestiona y pone en jaque las ideas sobre el amor materno y los límites entre el odio y el amor. En cuanto tenga tiempo haré una reseña como Dios manda. Pero ahora, todo se ha acelerado de nuevo, aunque yo intento mantenerlo ralentizado. La novela está abandonada ya casi dos semanas. Otros compromisos de escritura me requieren. Escribir sobre la ética del comisariado para una importante revista internacional me está quitando el tiempo que tenía dedicado a mi entretenimiento. Ahora me he tenido que volver a poner con textos clásicos de

Antropologías estivales

Una de las cosas que más voy a echar de menos de este verano que se ha ido son, sin duda, algunos programas de televisión como “Ola, Ola” (Cuatro) o “Arena Mix” (Antena 3), verdaderos estudios antropológicos acerca de la fauna que puebla las playas y los lugares de vacaciones durante los meses de calor. Aunque es posible imaginarse lo que va a aparecer por la pantalla, la realidad supera siempre con mucho las expectativas creadas, y enseguida le entra a uno la vergüenza ajena, que afortunadamente culmina en un distanciamiento crítico necesario para no borrarse definitivamente de la especie humana. Entre las cosas más sorprendentes está lo que podríamos llamar “pulsión de desfase”, una suerte de tendencia a mostrar una alegría desbocada y una sobreactuación desmedida en el momento en el que aparece por algún lugar una cámara de televisión. La entrada en escena de la cámara pone en juego el desfase más absoluto, haciendo que todo el mundo se “salga de madre”, como si tuviera que ext

El tiempo es más antiguo que la luz

Sostiene Enrique Vila -Matas que hay escritores de libros y escritores de obra. Los primeros crean textos singulares e independientes que pueden ser considerados de modo autónomo, libros que, en cierta manera, son como monumentos que se valen por sí solos, con independencia incluso del autor que los creó. Los segundos, entre los que él se incluye, van configurando poco a poco un discurso que va creciendo libro tras libro, de modo que cada uno de los textos, aunque evidentemente pueda ser leído de manera independiente, cobra su sentido último y obtiene su verdadero valor en la secuencia que ocupa en la producción del escritor. Esta tipología de escritor se parece mucho a la del artista contemporáneo, que ya no ejecuta obras maestras, sino que crea una obra a partir de una trayectoria, elaborando y haciendo crecer un discurso, trabajando unas preocupaciones e intentando resolver unos problemas que él mismo se ha dado. Sin lugar a dudas, Ricardo Menéndez Salmón pertenece a la categorí

Cóctel de libros

Recupero, poco a poco, la normalidad lectora. Después de un verano compulsivo, ahora las cosas ya van más lentas. La rentrée al trabajo ha venido con exámenes varios y algún que otro texto que debía entregar. Aun así, he podido leer alguna cosa estos días. Sin duda, la joya es La luz es más antigua que el amor , de Ricardo Menéndez Salmón ( Seix Barral ). Un lujo de libro que me ha tocado y conmovido por varias razones (personales y académicas) que contaré con detenimiento en un próximo post. Dedicaré a este libro una reseña extensa en unos días. También leí Brindis , de Ismael Grasa ( Xordica ). No dije nada aquí. Pero me parece una novela redonda. Supuestamente simple, pero sutil y equilibrada. Cayó, asímismo , Pantanosa , de Francisco Miranda Terrer (Libertarias), una novela generacional que a los murcianos nos resulta entrañable y curiosa, aunque no sé si tanto para los lectores de otros lares. Seguí ahondando en Philip Roth , y después de Sale el espectro , que me pareció

Columna SalonKritik. Ideas infectadas

We Never Sleep. Ideas infectadas - Miguel A. Hernández-Navarro A José Luis Brea, in Memoriam “Si puedo ver el mundo más allá de mi desaparición, es que soy inmortal” Jean Baudrillard [Nota: Mientras redactaba este texto recibí la noticia de la muerte José Luis Brea. Tras la conmoción y la tristeza, inmediatamente pensé en que debía dejar de escribir, y que hablar de imágenes, de películas o de ideas culturales no tenía demasiado sentido en un momento así. Pero después lo medité unos segundos y continué la escritura, sin modificar ni un ápice el texto, intentando hablar de imágenes… a pesar de todo. José Luis siguió hasta el último momento disfrutando del conocimiento y de la escritura. Miraba siempre hacia delante, hacia esa comunidad por venir de la que siempre habló. Pensé entonces que el mejor homenaje que podía hacerle en ese momento era continuar escribiendo el texto tal y como lo había comenzado, siguiendo el camino que él abrió. No es necesario decir nada más.

JLB. El explorador y la luz

Hace ya más de una semana que perdimos a José Luis Brea y aún no he podido escribir nada en condiciones sobre él. Siento, más que nunca, que me faltan las palabras. Es algo que me ha ocurrido en muy pocas ocasiones. Pase lo que pase, siempre, al final, encuentro algo que decir. Pero en este caso me resulta muy difícil poder escribir algo con sentido. Y creo que eso le ha ocurrido también a otros muchos. Es curioso que casi todos los blogs y páginas que se han hecho eco de la pérdida, tras anunciar la noticia, ceden la palabra a Brea y adjuntan un texto suyo. Para hablar de su ausencia ha sido necesario afirmar su presencia. La presencia de su pensamiento y la intensidad de sus escritos. ‘Los últimos días’, ‘La escritura póstuma del nombre propio’, o el bello y lúcido ‘ Mineralidad absoluta’ han dicho todo lo que había que decir mejor que cualquiera de nosotros. Aun así, sabiendo que no es posible decir nada, creo que en este no(ha)lugar hacen falta ahora unas palabras sobre Brea. Lo q

Las últimas palabras, los primeros pasos

Siempre, al final, sus palabras. Y nada más. Y nada menos. El último escrito. Y ahí la verdad toda. Si no revelada, sí al menos presente, viva, en el latido de un piedra, en el abrazo mudo –pero inevitable– de lo mineral. Y ahí también la reverberación , que no cesa. El eco, que nos atraviesa. La voz, que permanece. Siempre en la palabra. En la palabra como cosa, en la piedra de las letras. El trazo, duro y firme, y sin embargo inmaterial, evanescente, escrito sobre la pantalla de luz, rasgando la iconostasis de lo irrefutable. La risa del cristal, sí, es cierto, pero también el duelo del pensamiento. Y no sólo dolus , sin o sobre todo duellum . Dolor, tristeza, pesar, pero también batalla, guerra, combate. Una lucha entre las palabras y las cosas, entre el lenguaje y lo real, entre lo que se pierde para siempre y lo que ya nunca más se irá de nosotros. Gracias José Luis. Por todo. Mineralidad absoluta (el cristal se venga) - José Luis Brea El cristal ríe –decía Smithson. Hay toda u

José Luis Brea, In Memoriam

Qué difícil es ahora decir nada. Mejor entonces guardar silencio. Y volver a leer lo que ya ha sido escrito. Aunque dijeras mil veces Noli me legere . Has sido siempre nuestro Ruido secreto. Y lo seguirás siendo mientras haya palabras para decirlo. Espéranos allí, tras ese tercer umbral cuya luz ya has podido ver. Aquí mañana quizá podamos escribir. «Es así la escritura la única que posee el poder de devolver lo pasado, de rescatar el tiempo. Y, al mismo tiempo, es en ella -en la escritura- y sólo en ella donde puede constituirse un sujeto -el del narrador, al mismo tiempo autor. Como territorio de ese misterioso rescate, de ese recobramiento -que, en última instancia, es el de sí mismo: su propia producción. Sólo en este espacio de la escritura el sujeto se constituye como identidad no totalizada de acontecimiento -y sólo en la lectura y por su gracia puede el espectador, el lector, obtenerse a sí mismo como por emanación, por contaminación y simpatía, por reverberación y sintonía.

Posturas establecidas

A principios del siglo XX, Aby Warburg observó cómo a lo largo de la historia era posible atender la presencia de una serie de gestos que se repetían en las representaciones visuales. Pinturas y esculturas, con independencia de su contenido, ofrecían un catálogo limitado de actitudes y poses estereotipadas en las que se mostraba inconscientemente todo un sistema cultural. Esos gestos mínimos repetidos que en ocasiones pasan desapercibidos, y que también interesaron al psicoanálisis, hablaban de la personalidad del sujeto individual y, sobre todo, de lo que éste había adquirido culturalmente. Revelaban las ideas, las creencias, los órdenes… el complejo entramado que conforma una cultura. Los gestos y las poses nos muestran quiénes somos y dónde estamos. Hoy esas poses reveladoras siguen vigentes. Y operan sobre todo en el ámbito de la autorrepresentación de los individuos, la manera en la cual nos presentamos ante el otro. Si uno echa una ligera ojeada a las fotografías de Facebook o de