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Segunda persona

Regresas a la segunda persona. No sabes por qué, pero te encuentras más cómo escribiendo de ti como si fueras otro, como si hablases a un espejo. Piensas en lo que te sucede y te desdoblas. Alguien te habla desde fuera. Un tú extraño, parecido a ti, pero que nunca coincide del todo contigo. Un tú que te posee y te hace decir cosas que, por alguna razón, no puedes decir cuando hablas en primera persona. Un personaje, quizá. No lo tienes muy claro, pero el caso es que ahora vuelves al tú, regresas al espejo y te desdoblas. Es posible que lo necesites, que el yo desde el que intentabas hablar te haya cerrado el acceso. O quizá simplemente sea comodidad. La comodidad de escribir desde el otro, escribir como una conversación. No importa. De verdad. No importa. Lo único que sabes que es ahora el tú regresa a este no (ha) lugar. Y también comienza a hablar en voz baja.


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