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Ayer

Mientras todo se desmorona, unos cuantos raros nos reunimos estos días en el CENDEAC en torno a la literatura de un grande. Como el propio Enrique Vila-Matas escribe hoy, "después de todo, hay una gran literatura que está pensada, no para leerla con una lámpara cayendo sobre la cama, sino con el resplandor mismo de la pólvora." La literatura como intento de poner cordura en medio del gran disparate.

Ayer, por cierto, fue un día mágico, a pesar de mis titubeos ante la responsabilidad de hablar sobre Vila-Matas ante Vila-Matas y, también, de dar una conferencia junto a Fernando Castro, que llevaba 72 páginas escritas y 215 diapositivas en su power point. Excesivo y maravilloso, como todo lo que ocurrió ayer. Antes, durante y después. A veces el tiempo se frena. Y todo parece tener sentido.


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