Ir al contenido principal

Democracia

Reseña publicada originalmente en Otra parte semanal

Hace poco más de un año, el escritor español Isaac Rosa observaba que, frente a la avalancha de ensayos sociológicos y políticos sobre la indignación y las protestas contemporáneas, no había un panorama narrativo que se hiciera eco de lo que estaba ocurriendo en España. “¿Dónde están las novelas de la crisis?”, se preguntaba. Curiosamente, como si su llamamiento hubiera sido escuchado –o quizá porque esos libros estaban escribiéndose–, de un tiempo a esta parte las mesas de novedades se han empezado a llenar de novelas que, con mayor o menor realismo, han comenzado a dar buena cuenta de las transformaciones económicas del país y de la atmósfera de indignación y crispación en la que los españoles estamos inmersos. Novelas tan distintas como El público, de Bruno Galindo, o Eres el mejor, Cienfuegos, de Kiko Amat, por mencionar tan sólo dos ejemplos, atienden a la situación real del país, al paro, a la pérdida de credibilidad de los políticos y a los movimientos ciudadanos.
Es en este contexto donde aparece Democracia, la cuarta obra de Pablo Gutiérrez (1978) –la primera que publica en la poderosa Seix Barral tras su paso por Lengua de Trapo–. Gutiérrez es uno de los autores jóvenes que mejor trabajan con la potencia del lenguaje como arma de construcción de la narración. En sus obras anteriores, tanto en Nada es crucial (2010) como enRosas, restos de alas (2008) –una primera obra que le valió entrar directamente en la lista de la revista Granta–, el autor despliega un lenguaje que se encuentra en el límite de lo poético y que da cuerpo por sí solo a narraciones que, aunque miran el mundo real de las clases medias y bajas, son presentadas casi más como fábulas abstractas que como historias reales.
Democracia es un paso más en su investigación sobre la potencia del lenguaje justo y cuidado, pero supone una especie de giro realista en su literatura, que se aleja de las referencias abstractas y arquetípicas para entrar de lleno en las consecuencias reales de la crisis. La realidad ahora se concreta y aparece de modo reconocible. Dos historias paralelas, la de la caída de Lehman Brothers y la del joven Marco, despedido de su trabajo el mismo día en que quiebra la corporación, muestran dos aspectos de la crisis: el espectacular y el cotidiano, el visible y el invisible. Y todo ello, con el trasfondo de la pérdida de confianza en los que nos gobiernan. Y con la creencia de que la poesía –los grafitis que comienza a realizar el joven y que sirven de inspiración para pequeñas transformaciones– es lo único que puede salvarnos. En las acciones minúsculas y aparentemente inofensivas es donde se encuentra la verdadera energía para la revolución. Aunque a veces creamos que ya nada sirve de nada.

Pablo Gutiérrez, Democracia, Seix Barral, 2012, 240 págs.


Comentarios

  1. Tomo nota de esta novela, no la conocía, digamos que por aquello de las good vibrations que parece transmitir en estos tiempos de colérica crisis. Me gustó bastante “Eres el mejor, Cienfuegos” donde Kiko Amat hace gala de su habitual capacidad de observación a ras de calle con un desternillante uso de ese sentido del humor marca de la casa. Tampoco conocía “El público” de Galindo, ¿recomendable también?
    En esta etiqueta de género que supondrían las novelas sobre la crisis también podríamos añadir “En la orilla” de Rafael Chirbes que también tengo muchas ganas de leer…

    Saludos.-

    ResponderEliminar

Publicar un comentario