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Hermenéutica

Uno no quiere creer en el destino, ni en las señales, ni en nada por estilo. El conocimiento esotérico da grima. Pero a veces te encuentras señales y percibes que algo está viniendo. Es lo que lleva pasando desde hace un tiempo.

Durante las dos últimas semanas, más por azar que por otra cosa, he estado en los mismos escenarios que el protagonista de mi novela inédita. Los mismos lugares a los que estaba sin entrar prácticamente desde que empecé a escribirla –hace dos años– y que tan solo recordaba vagamente. Por otra parte, mañana seré el padrino de la promoción de este año de Bellas Artes en Murcia. Esto también le pasa a uno de los protagonistas de la novela. Y las fechas coinciden casi exactamente con las de la novela. Todo es demasiado extraño. Absolutamente siniestro. La realidad comienza a tomar la estructura de la ficción.

Pero lo más extraño de todo es que precisamente en estos días es cuando comienzo a recibir noticias editoriales sobre la novela. Buenas noticias –después de rechazos y silencios varios–. Como digo, uno no quiere creer en el destino ni en las señales. Pero cuando todo viene así, comienza a pensar en la tyché surrealista, en el azar objetivo y en la secreta armonía de las coincidencias. Y se vuelve entonces un hermeneuta del mundo que intenta interpretar cada signo como parte de un gran proyecto que no logra comprender del todo. Estas semanas en eso estoy. Así que si me veis por ahí con un cuaderno, trazando líneas entre acontecimientos, no creáis que estoy loco, es que intento descifrar por qué todas las cosas han comenzado a alinearse y si hay algo que nos quieran decir o es simplemente que se nos está yendo la pinza con tanta crisis y tanta mierda.

Comentarios

  1. Huy, los daimones son muy puñeteros. Llevan siglos causando estragos.

    Te dejo un enlace. A ver qué te parece. Échale un ojo también al artículo de Dark Side of Rainbow que da miedo. Yo lo he probado y es de locos.

    http://es.m.wikipedia.org/wiki/Apofenia

    Saludos y suerte con la publicación.

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  2. Las señales existen, no lo dudes. Miles y miles de kilómetros de carreteras y autovías lo prueban

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  3. Y eso que aún no has visto Touch...

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