Resabiado con el mundo en el que había nacido, durante los noventa y cinco años que vivió, aquel hombre robó, violó, odió, asesinó, engañó, estafó y maltrató a todos sus semejantes. Sólo al final de su vida le fue revelado que, en realidad, era el Mesías y había venido a la tierra para redimir los pecados de los hombres. Supo entonces que había elegido correctamente su camino.
Cuaderno de bitácora de Miguel Ángel Hernández. Reflexiones apresuradas sobre arte, literatura y cultura visual.
Te veo imbuido de espiritu navideño, si señor...
ResponderEliminarEso, eso, feliz navidad... ¡qué miedo me das!
ResponderEliminar"Mu güeno" el hombre, "mu güeno", y menos mal los demás eran pecadores, menos mal que al final de sus días se reconfortó con la paz de saber quien era en realidad, y sobre todo... menos mal que sólo duró 95 "añicos" de nada, buf! ¡Qué alivio!.
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