Aniversario
Hoy, hace un año, nació No (ha) lugar. Se originó un día en el que no tenía nada que hacer (quizá el único día aburrido del año), y surgió como capricho más de navidad. El culpable principal (he de reconocerlo) fue Ángel y su Está la cosa muy mala, que me apasionó desde el primer momento. Su perspicacia y sentido del humor me siguen cautivando como el primer día. Luego descubrí que otros amigos, como Fernando Castro y Taun, habían iniciado el blog más o menos por la misma época que yo, y me convertí en un fiel seguidor de sus desvaríos.
Desde un primer momento, lo único que no tuve claro fue para qué iba a utilizar el blog, una duda que sigue conmigo y que difícilmente dejaré de lado, aunque, después de un año, quizá la respuesta que pueda dar es que un blog es un bloc, un cuaderno de notas, una bitácora de navegación que une dos realidades, la real y la virtual. Pero sobre todo, un blog es una herramienta de comunicación, un lugar para la creación de lo común. Responde, creo yo, a una de las necesidades fundamentales del ser humano, decir(se) al otro. A un otro para el que uno mismo es también un otro. Un otro desjerarquizado por el ciberespacio. Un otro que, al mismo tiempo, es un yo.
En este año han pasado muchas cosas. Evidentemente no todas han sido plasmadas aquí, pero sí la mayoría, al menos muchas de ellas. De alguna manera, el blog ha sido un lugar donde se ha hecho visible el transcurrir del tiempo. Ha sido una memoria del paso de los días.
Hoy he echado un vistazo muy rápido a los doscientos cincuenta y pico posts, y he tenido la sensación de que yo estaba allí de algún modo, de que, en esas entradas inmateriales que uno no sabe donde se encuentran realmente, estaba también una parte de mi mundo. Cada momento que he pasado sentado al ordenador pensando en lo que iba a escribir ha quedado aquí hasta no se sabe cuándo. Porque eso es otra cosa. No sabemos cuanto tiempo durará esto, no sabemos cuándo quedará obsoleto el sistema. No sabemos nada. Y sin embargo no paramos de escribir. No cesamos de comunicar nuestra visión del mundo. No dejamos de hacernos oír, aunque sea por medio de susurros.
En este año de experiencia me he vuelto un creyente. Un creyente en el poder de los nuevos medios para configurar el mundo. Es éste el nuevo espacio que debemos conquistar. Es todavía un no(ha)lugar, pero es aquí donde se están sentando las bases para lo que será el mundo del mañana. Tenemos la obligación de contribuir en la medida de nuestras fuerzas a esa construcción del futuro. Nadie sabe lo que puede cuerpo, escribía Spinoza. Nadie sabe lo que puede un blog, podríamos decir hoy, al menos de momento.
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Desde un primer momento, lo único que no tuve claro fue para qué iba a utilizar el blog, una duda que sigue conmigo y que difícilmente dejaré de lado, aunque, después de un año, quizá la respuesta que pueda dar es que un blog es un bloc, un cuaderno de notas, una bitácora de navegación que une dos realidades, la real y la virtual. Pero sobre todo, un blog es una herramienta de comunicación, un lugar para la creación de lo común. Responde, creo yo, a una de las necesidades fundamentales del ser humano, decir(se) al otro. A un otro para el que uno mismo es también un otro. Un otro desjerarquizado por el ciberespacio. Un otro que, al mismo tiempo, es un yo.
En este año han pasado muchas cosas. Evidentemente no todas han sido plasmadas aquí, pero sí la mayoría, al menos muchas de ellas. De alguna manera, el blog ha sido un lugar donde se ha hecho visible el transcurrir del tiempo. Ha sido una memoria del paso de los días.
Hoy he echado un vistazo muy rápido a los doscientos cincuenta y pico posts, y he tenido la sensación de que yo estaba allí de algún modo, de que, en esas entradas inmateriales que uno no sabe donde se encuentran realmente, estaba también una parte de mi mundo. Cada momento que he pasado sentado al ordenador pensando en lo que iba a escribir ha quedado aquí hasta no se sabe cuándo. Porque eso es otra cosa. No sabemos cuanto tiempo durará esto, no sabemos cuándo quedará obsoleto el sistema. No sabemos nada. Y sin embargo no paramos de escribir. No cesamos de comunicar nuestra visión del mundo. No dejamos de hacernos oír, aunque sea por medio de susurros.
En este año de experiencia me he vuelto un creyente. Un creyente en el poder de los nuevos medios para configurar el mundo. Es éste el nuevo espacio que debemos conquistar. Es todavía un no(ha)lugar, pero es aquí donde se están sentando las bases para lo que será el mundo del mañana. Tenemos la obligación de contribuir en la medida de nuestras fuerzas a esa construcción del futuro. Nadie sabe lo que puede cuerpo, escribía Spinoza. Nadie sabe lo que puede un blog, podríamos decir hoy, al menos de momento.
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Aún recuerdo aquella tarde. Nevaba copiosamente sobre los violinistas del tejado y podíamos oír nítidamente los aullidos de las gallinas que, amenazantes, esperaban en las aceras a que pasara alguna posible víctima.
ResponderEliminarY precisamente de ahí he sacado la idea de hacer un blog entero de aniversarios. El aniversario de cuando fui a ver a Arrabal; el de la itv de mi coche; el de mi dieta de verano...
Así ahorraremos imaginación.
¡Viva la contaminación lumínica!
Feliz año!
ResponderEliminary sí ha lugar, por lo menos para quienes te visitamos, aunque sea calladitos =)
Feliz aniversario mahn.
ResponderEliminarCreo que para este año 2008 toca poner entre paréntesis el No. Desde luego, después de esas 2oo y pico entradas, se ha ganado la jubilacion, para quedarse en (No)(ha)LUGAR.
Aquí si que hay una isla, con cocos, conejos y de todo.
Mahn, me he solidarizado con sus entradas navideñas. A este que escribe la navidad le deprime más de lo necesario, pero sólo ahora me atrevo a dejar un comentario aquí. Creo que influye en mí 'su' foto aquí algo seria, que me da algo de respeto porque veo que va acorde con su blog serio (en el buen sentido del término: el de su esfuerzo que ya tiene un año. Admiro ese esfuerzo que, pese a las dudas que imagino y agradablemente leo, se mantiene a flote, por lo menos durante el suficiente tiempo como para ser agradecida -como mínimo para usted- una revisión de sus entradas). Tómelo como elogio de uno que se reconoce aún incapaz de ese año constante por lo menos en el artefacto, yo me veo incapaz aun de no acabar suprimiendo y pariendo, suprimiendo y pariendo... En esas estoy ahora, aunque me lo tomo con más calma que anteriormente. Pero estas cosas seguramente no son de su interés, salvo que, lanzado como estoy ahora, mi tendencia tal vez navideña a creer en los intentos de conexión múltiple sea recíproca. Si tal cosa no ocurre, se dará por bueno el intento, que al fin y al cabo, es lo que nos queda a todos.
ResponderEliminarSalud!
Bueno, le sigo desde hace muy poco, llegué a su blog y a otros gracias a la entrevista al generoso señor Vila-Matas en Paper de Vidre, por tanto mi comentario será doblemente ridículo por la falta de perspectiva, pero sincero porque sigo leyéndole con el gusto exacto que se le queda al lector de textos exactos.
Felicidades por este blog y que pase usted un buen cambio de año o de lo que le apetezca.
Un saludo.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Me animan a continuar otro año más. Feliz año a todos.
ResponderEliminarMuy interesantes, mahn, todas tus reflexiones sobre lo que significa tener un blog en un momento en el que yo también me cuestiono (o más bien busco) los motivos que me llevan a (man)tenerlo. De entre tus ideas, destacaría la necesidad de "decirse al otro, que al mismo tiempo es un yo".
ResponderEliminarGracias por el enlace, Mahn.
ResponderEliminarTener blog es extraño. Sobretodo tener blog propio, porque los blogs ajenos me parecen naturalmente necesarios y apetecibles. Pero, en mi caso, el silencio como autocensura ha llegado a parecerme más extraño todavía. De los momentos de autocensura no queda nada. Incluso el ridículo de la vanidad merece ser retratado para desmitificarlo.
Es divertido aligerar las propias seriedades, reinventarnos escribiéndolas. La inmediatez de la palabra y la capacidad de sorprendernos (aunque nunca lo bastante) improvisando, puede hacernos continuar. No sé que frase voy a escribir a continuación. Y esto ahora mismo me parece, más que un buen motivo, una excelente manera de tratarse a uno mismo: como algo cambiante, influenciado por las palabras de los otros. Cada uno a su manera.
Salud!
¡Querido Mahn! Felicidades por este primer año de vida. Me gusta mucho tu declaración de (docta) ignorancia: sin saber hacia dónde vamos, materializamos el futuro que nos aguarda. Muchos años de vida para este lugar virtual.
ResponderEliminarMuchas felicidades por este añño de vida bloguera, por todo lo que ha supuesto y sigue suponiendo y pq leyéndote veo mis propias reflexiones, sobre la utilidad del blog como herramienta comunicativa exterior y tambien interior.
ResponderEliminarEn mi caso además sumo la voluntad memorística y por eso me empeño en que sea cronológico, de ahí q las entradas aún pendientes sobre estas Navidades en Italia cuando las suba al blog no tendrán fecha de enero o de febrero si sigo así de perro, sino de diciembre, del día en que sucedieron.
Al final aplicamos a esta bitácora virtual un matiz (re)creador de la vida física, lo material pasa a lo inmaterial filtrado y sólo el tiempo nos dirá si con algún fin.
Ánimo y sigue así,